martes, diciembre 16, 2008

si rainer werner hubiera nacido en Madrid

Imagina a Rainer Werner Fassbinder anclado en la Gran Vía madrileña, apenas cuatro años después de la muerte del generalísimo. No tiene un duro, está muriendo de cine y heroína frente a una moviola, en un edificio gris setentoso… Eso es “Arrebato” de Iván Zulueta, un cineasta maldito español que rodó un solo largo: éste, en 1979, y se retiró, porque la movida madrileña no tenía más cupo para aspirantes a trascender.
Amigo de Almodóvar y de los desmesurados de entonces, Zulueta quedó fuera de juego muy pronto, mucho antes de que su peli se convirtiera en objeto de culto. Unos días en cartel, recaudación cero y un rumor que ha ido creciendo, hasta que hoy, 30 años después, los chicos que nacieron cuando Franco partía te dicen que “Arrebato” es la única película española que no hay que perderse.
Mientras Rainer Werner filmaba en su particular Múnich de geranios fucsias y macetas inmaculadas, a Zulueta le iba la vida en preparar el guión de algo que ni sabía adónde iría a parar. “Arrebato” es la vida como si fuera cine, de éste que se hace hasta perder la razón.
Eusebio Poncela y Cecilia Roth se enganchan en la patética aventura de un joven realizador que pone en escena su propia decadencia, en el tempo que le marcan los rollos de película, con las pausas de la espera del revelado, con la métrica de los fotogramas que van quedando libres y con resignada desesperación ante el inevitable The end.
También es el fotograma de una época tóxica y repre reciente… De una sociedad tan extravagante como la española de la transición. Y de unos chicos que eran contemporáneos de Rainer Werner y que corrían por la calle Princesa por la pura ansiedad del revelado. Porque sus vidas ya estaban veladas.
...
Reseña publicada en el número 11 de www.ruletachina.com, la e-revista de otras artes que ya cumple un año de otra vida, la nuestra. ¡Salud!

sábado, diciembre 06, 2008

la maladie

Como en la ciudad de la "Comedia de la vanidad" de Elias Canetti, privada de mi propia imagen, desfigurada, estuve un par de días cayendo, precipitándome hacia ese lugar-no-lugar pastoso de la maladie. Enfermedad, en castellano. Suciedad, mácula, culpa, pozo.
No faltaban los espejos a mi alrededor, pero no me reflejaba en ellos, ni siquiera lo intentaba. Hubo un paréntesis de vida fuera de foco, hasta que volví a verme en el cristal de una ventana, durante un día ventoso y frío, casi invierno. Volví a sentir el aire helado recorriendo la nariz, y era mía la cara, y míos los pensamientos que continuaban a los de antes de abrir el paréntesis, el sobre. "Soy yo", me dije y supe que me gustaba el calor de la bufanda y la sensación de frío seco incrustándose en el centro de la frente, del lado de adentro de la frente.
Soy yo. Ca va?
Ca va bien.

sábado, noviembre 29, 2008

mitad

ya no había magia, pero eras la mitad. ayer me costó ver en tu gesto mi mitad. cuando por fin conseguí verme en esos ojos, en las primeras arrugas que se marcaron a mi lado, en tu mirada inerme, te besé la frente. te había reconocido. y te apreté fuerte el brazo, y supe que en ese brazo me había apoyado tantas veces que nunca jamás me sería desconocido, aunque nunca jamás vuelvas a ser la mitad de esta vida nueva.

domingo, noviembre 09, 2008

revelación de un sueño


En mi sueño sonreías, con esa sonrisa descomprometida que vos y yo conocemos, la que precede al ataque. Estabas con dos rubias que no te interesaban, pero en cualquier momento les mordías la yugular, porque, total, no tenías otra cosa que hacer esa noche. Estabas en la punta de una mesa larga y llena de gente. Yo crucé por el extremo contrario. Me miraste sin dejar de sonreír. Nos ignoramos, como últimamente. Yo te miré, pero no sonreí (estaba demasiado ocupada con mi maleta inmensa, buscando un rincón para dejarla allí, hasta el día siguiente). Quién sabe por qué, ni desde dónde (no sé en qué ciudad ni en qué continente estábamos), al día siguiente yo viajaría a Estados Unidos. Acomodé el equipaje, me volví a mirarte (no pude dejar de hacerlo) y salí de aquella fiesta, vaya a saber qué fiesta. Me fui de ese lugar temiendo por la mañana después, cuando volvería a recoger mi equipaje y seguramente te encontraría con alguna de las dos rubias, y la sonrisa un poco menos boba, más preocupada. Pero yo estaría partiendo y no me detendría a llorar por lo que quedó sin palabras, ni a compartir tus pesares autocumplidos.

miércoles, octubre 15, 2008

el metal y la somnolencia

"Durante años me despertaba día tras día sin saber si era bestia o gusano, metal en somnolencia..." Leí varias veces la frase de Juan José Saer en "El entenado". Me pregunté: "¿cómo se es metal en somnolencia?". Quizá no sea posible definirlo, pero sé perfectamente cuál es el estado metal en somnolencia, aunque nunca hubiera dado con semejante construcción poética. Metal en somnolencia se es enajenado, como el personaje de Saer incrustado de retorno en la sociedad española del XVI, carabelas y frailes, después de años entre indios en tierra "desmedida". Metal en somnolencia se es en la "cárcel del cuerpo", como presagia Saer, el santafesino en París... Saer, el que sugiere que leer y escribir puede ser el único acto que justifique una vida.

domingo, septiembre 21, 2008

robert me ha vuelto invisible

en la vereda, frente a la puerta del supermercado de ésas que te detectan y se corren solas, frené en seco: la muy zángana no me dejó avanzar. no se abrió y me obligó a repasar mentalmente las cosas que podían haberme convertido en invisible o, mejor dicho, en indetectable a ojos sensores. pensé en productos químicos, comidas, radiaciones... "ayer me hicieron una panorámica en el dentista", pensé... "estuve mal del estómago pero no tomé nada", "¿será la mylanta o el almax?"... finalmente, y aunque por aquí dicen que no hay que retroceder nunca, ni para "coger carrerilla", retrocedí un par de pasos, y la muy caprichosa se corrió. entré al supermercado y todavía me quedaba una puerta por sortear; es la que permite acceder a la zona de compra. de nuevo, el capricho, o la invisibilidad. de nuevo, retrocedo hasta que, tímidamente, la maldita se mueve hacia adentro... entro esquivándola, rapidito, no sea cosa que se arrepienta. el resto transcurre como siempre y regreso a casa. enciendo el televisor y en el informativo reseñan algo del festival de cine de san sebastián. entonces, una y otra vez, el primer plano de robert downey jr... cambio de canal para seguirlo, veo todos los informativos sólo por el primer plano de robert. y cada vez me erizo, y cada vez me emociono. y ahí caigo en la cuenta: soy invisible. de verdad soy invisible. sin retorno.

sábado, septiembre 13, 2008

un argentino

Uno cree que todo el mundo irá al cine a repasar viejos hits de la mano de Benicio y Steven (Soderbergh) y resulta que da de bruces con una realidad inesperada, aquí fuera: hay gente que ni siquiera sabía que el Che era argentino hasta que leyó el título de la peli en los afiches promocionales. "¿Cómo, no era cubano?", "Pero... ¿y de qué va a tratar la segunda parte... no murió en la revolución cubana?".
"Sí, era argentino (casi cordobés, agregaremos siempre los cordobeses)".
"No, murió en Bolivia (y hasta parece que tenía la loca idea de entrar a la Argentina por el norte, de puro testarudo, en plena edad dorada de la burguesía nacional)".
Entonces, uno entiende por qué Benicio, el productor y actor puertorriqueño que no puede con las jotas argentinas (las aspira todas, qué le vamos a hacer) y Soderbergh -aquel niño prodigio, ya maestro cuarentón- tomaron por un camino que uno suponía tan transitado.
Yo soy fan de Soderbergh (además, siempre imaginé que era el tipo de mi edad con el que me cambiaría para haber hecho las cosas que él hizo, desde muy joven)... pero cuando me enteré que habían barajado darle la dirección de la peli a Terrence Malick, pensé: "qué lástima". Malick sí que es exquisito.
Lo de mi amigo-contemporáneo Steven S. es prolijo, como siempre. Ni un reproche frente a unos fotogramas que son arte y un modo de narrar complejo y aceitado a la vez. Tiene energía, buen gusto y sabe equilibrar la carga... aunque en este punto, el esfuerzo por dejar compensado el equipaje a uno y otro lado de la historia le deja las costuras al aire. Por primera vez le veo las costuras a Soderbergh y es una lástima.
Algo larga para los que vamos a repasar viejos hits y un tono desparejo (la caricatura de un Fidel casi bufón contrasta con la gravedad de otros personajes), Che, el argentino peca de distante. Es que Soderbergh y Del Toro eligieron contar la historia desde la solemnidad de aquellos escritos políticos de Ernesto adulto, en off. El gran acierto, lo más bello, lo más Soderbergh, es quizá el viaje del '64 del Che a Nueva York... el relato de la confrontación de ese argentinito (que casi había conseguido eliminar el complejo de extranjero) en la asamblea de la ONU, su altura. Allí se rinde la cámara, se apagan los titubeos ideológicos, los miedos al qué dirán.

jueves, septiembre 04, 2008

conocer, no conocer, querer, no saber, amar

"¿Se puede querer a alguien y no confiar en él?", se preguntaba Paul Auster frente a su amante-musa, en la piel del atribulado Martin Frost.
"No es necesario conocerse para quererse", le hacía decir Antonioni a Mónica Vitti (y la frase servía de consuelo a la chica frente al atolondrado Alain Delon de El eclipse).
Gozar. Obedecer. Amar.
No hace falta conocer para querer, no hacen falta spinettas ni lispectors para dejarse impregnar por el polvo de la piel satinada de un hombre niño en el desierto.

domingo, agosto 31, 2008

love, in few words

El amor te hace vivir y morir, pero también resucitar. Cada fotograma de "Luz silenciosa" del mejicano Carlos Reygadas es una obra única. Y cada frase, pequeña pieza de arte. Claro que uno construye el ser amado a medida de las propias necesidades de sentir. Pero allí está él, construido, deconstruido, resucitado, dispuesto a redimir: "you're lucky". Me río, y sé que es cierto. Por supuesto que tengo suerte de tenerte, sí, te amo, pero no voy a concedértelo. Hoy, no.

jueves, agosto 28, 2008

"¿viste? yo te dije" o el trofeo de tener razón

"Lo que tiene nuestro destino de nuestro y de distinto es lo que tiene de parecido con nuestro propio recuerdo". Con esta frase, Eduardo Mallea quedó estampado en la primera página de "El cielo protector" de Paul Bowles. Nuestro propio recuerdo, me parece, nos ayuda a saber que somos hondamente incoherentes (tan hondos como absurdos), que transitamos infinitos devaneos intelectuales para justificar conductas de lo más impulsivas (y tan propias), que nos desdecimos, que creemos lo que creemos, deseamos porque amamos y descreemos a los tres minutos. Y que lo sabemos. Sabemos que sentimos una cosa y al instante siguiente, sentiremos una que se le parece poco a la anterior.
¿Se podrá vivir con una sola convicción compacta de por vida? ¿O un solo y unívoco sentimiento y una sola y única aspiración que tiene una forma de lados bien cerraditos? ¿O sabiendo que siempre se cumplirán nuestras predicciones, para los actos propios y los ajenos?
Todo esto para decir que no nos hacen falta los "¿viste? yo te dije que te iba a pasar eso". No sólo no nos hace falta esa típica frase del regodeo del que exhibe su razón sobre nuestra propia vida, sino que sabemos a ciencia cierta que semejante burla habla más del que pronuncia el desdichado "¿viste?" que del infinito imperfecto que somos.
Borges decía que mejor esforzarse por ser feliz en lugar de tener razón. Es un concepto que a mí me guía hace un buen tiempo, aunque lo practique sólo a veces y me entrevere en cientos de disputas por la estúpida razón. Todos somos sinrazón, me consuelo. Eso sí, al cabo lo pienso y repito el mantra: mejor ser feliz que tener razón.
¿A quién le ganamos teniendo razón?, suelo preguntarme frente a los "¿Viste? Vos creías tal cosa y yo te dije que iba a ser otra". Qué pobreza de satisfacción la satisfacción del tener razón frente a la desdicha del otro. Ese otro pobre que siempre ha contado con que no se cumplan sus expresiones de deseos, con no tener razón, encima tiene que soportar el exhibicionismo de verdades (en balde)...
Cuando se baja la bandera a cuadros de la competencia de razones, de largada, ya hay un ganador seguro: "Tomá, te doy el trofeo de tener razón. ¿Estás contento?". Yo me quedo con la saludable imperfección y la pasión vital, me cueste lo que me cueste.
Merci beaucoup.

miércoles, agosto 27, 2008

cien por ciento humano

hoy he llorado de sólo pensar la lealtad de mi amigo. es un bloque de afecto incondicional, a través de los años. aquel amor profundamente romántico y clandestino devino amor sin nombre ni propiedad, sin celos, porque sólo existimos él y yo. él me emociona. él me dice que puedo ser como soy porque no podría ser de otra manera. me calma. él y yo somos pura materia humana despojada de rivalidad. juntos nos imaginamos como esencia humana de puro amor y pura locura y pura inmaterialidad. feliz cumple

martes, agosto 26, 2008

el punto de no retorno

¿qué es esto de no enamorarse por las dudas,
de no vivir por las dudas después duela?
por si las moscas, mejor nos quedamos como estamos
'diosito diosito, que me quede como estoy', dijo uno que se la venía venir negra,
¿y mientras tanto?
¿cómo se disfrutan los durantes, sin apantallarse, por si las moscas?

"A partir de cierto punto, no hay retorno posible. Ése es el punto al que hay que llegar". Kafka.

jueves, agosto 14, 2008

miércoles, agosto 13, 2008

salam aleikum, magreb

Resulta fácil sacudir la memoria y dejar caer todo lo que sobra en Marruecos. ¿Dónde, si no? Pep Subirós proponía la higiene del silencio en el desierto: "dejar caer (allí) todo lo que sobre". Marrakech, casi a las puertas del Sahara, no es precisamente una ciudad serena, pero nos ayuda a echar mucho trasto inservible por la borda. Las primeras horas en la medina son de puro aturdimiento, entre asnos cargados, serpientes, monos y hombres que se disputan las mismas callejuelas. Después vienen las horas en que, como dice uno de los personajes de Paul Bowles, reina una soberana confusión entre los buenos presagios y la sensación de que algunas señales pueden ser un cebo hacia el absoluto desastre. Luego te dejas llevar y un bereber te enseña la vida sin abalorios y te emocionas, y cada vez te sientes más lejos del occidente de las especulaciones, más miserable. Al cabo, te relajas porque sabes que también eres parte de este mundo de serpientes, asnos, hombres y mujeres verdaderos. Cuando te vas de Marrakech, quedas vacío, esencial, listo a ser rellenado por una vida auténtica, legítima en su infinita pobreza. Y ahora estás aturdido en la ridícula civilización.

domingo, agosto 03, 2008

cada día es la mañana desnuda y tu corazón tiene prisa

Cada vez que Spinetta edita, o mejor dicho, cada vez que me compro su último disco, repaso mi vida y me detengo en los mismos mojones, aunque agrego algunos que se habían quedado en el fondo. Casi siempre empiezo por la memoria (creo que) exacta del papelito en el que me escribió "Luis" después de sonreir con ternura y sorpresa: yo tenía 13 años y había ido a ver el show de El jardín de los presentes, de Invisible, a Juniors. Era la plena dictadura, él ya era mi hermano mayor, otro, más abstracto, menos político, poeta.
No soy demasiado fetichista, así que aquél fue el único autógrafo que pedí en mi vida y lo perdí muy pocos años después. Pero nunca dejé de escuchar a Luis, nunca.
Estoy en Madrid. Acaban de traerme de Buenos Aires Un mañana, el último, y esta vez mi espiral de pasado se ha detenido frente al espejo del living de mi casa, y yo, con 14 o 15, cantando las canciones de Almendra, Pescado, Invisible y La Máquina de hacer pájaros. Seguíamos de plena dictadura. Spinetta volaba por encima del coágulo de miseria que era aquel país, y también lejos de la paranoia de su congénere García. Siempre por encima de la vulgaridad y la jungla, podía ponerse en el cuero de los chicos empujados a la colimba y dar un abrazo fuerte y con lágrimas a una adolescente melanco de 19 que lo sentía un hermano mayor a quien pedirle contención en medio de la mierda. Y seguía la plena dictadura.
Un solo abrazo en Atenas.
Hoy recuerdo también la piel de gallina que se me ponía con los primeros acordes de algunos temas, sola, en un cuarto del norte infinito, con la nieve en la ventana, siempre de noche, a catorce mil kilómetros y un año de distancia de aquel abrazo, a años luz del papelito del "Luis", quince bajo cero y él cantando "recuerda que un guerrero no detiene jamás su marcha". Y seguía la dictadura.
Ayer hablaba con un amigo sobre esta distancia que siempre elegí mantener con Luis. Mi amigo es otro argentino de mi generación, con los mismos mojones de existencia en torno a Luis, su palabra, su timbre y su obra. Y sin embargo, él sí colaboró en algún tiempo con L.A.Spinetta: pasó días en La Diosa Salvaje, su estudio, lo vio hombre entre los hombres. Yo le confesé que, ya periodista, podría haber procurado algún acercamiento, pero jamás lo hice. No lo propuse y si me lo hubieran propuesto, hubiera dicho que "no". No me siento profesional frente a Luis. Supongo que siempre preferí mantener a L.A.S. en ese lugar en el que está desde mi infancia. Me río cuando me acuerdo que, una sola vez, de adulta, y sin querer, crucé dos palabras mundanas con él, quedé perpleja, tartamudeé, y procuré huir rápidamente de la situación.
Y todo esto para llegar a que estoy escuchando "No quiere decir" y que L.A.S. sigue estando en mí, en el mismo sitio. Que me expresa, casi siempre. Aquí la letra:

"Aunque el sol te abrigue
no quiere decir que no tengas más frío
y si la luna se cubre
no quiere decir que no tengas su luz
cada día es la mañana desnuda
y tu corazón tiene prisa
y si el mundo se oculta
no quiere decir que no puedas volar...
mientras el cielo brille amor
por ti yo esperaré...
Oye sólo la distancia amor
y por ti yo esperaré...
Una vida lejana
se escucha pedir por su amor sin destino
y si la noche la calla
no quiere decir que se apague su sed
si en un sueño la buscas
no quiere decir que ella no esté a tu lado
y si sus manos se escapan
no quiere decir que no tengas tu piel...
va en mis alas el reclamo, amor,
va desde mi corazón (...) "
Grazie.

miércoles, julio 30, 2008

blau saragossa

estaré unos días bajo la influencia de saragossa, así, con muchas eses, que es como Zaragoza se escribe en catalán y como pronunciamos la palabra los argentinos.
me imagino a la ciudad en blau saragossa (azul Zaragoza) como el de esta líquida instalación francesa que fotografié en la gran feria de vanidades y sorpresas.
también la veo en su destello del mediodía, calurosa, y dejando, por pura piedad, que los personajes hipnóticos del cirque du soleil se cuelen en un pedazo de realidad esteparia y hagan magia con esta luz, tanta luz casi dañina.
la pienso en una sábana empapada y una estrella que veo al revés, mirando por la ventana del nocturno aragonés, sudando y riendo y besando.
la intuyo en una brisa que cruza el andén de la estación, cuando estoy a punto de tomar el tren del retorno a la vida sin circos de soles ni de aguas. es una brisa que se esfuma en un súbito deleite, interior.
interior, como saragossa.

viernes, julio 25, 2008

miércoles, julio 16, 2008

reíste con kerouac

la permanente verdad de la impermanencia. hace un calor tremendo en el vagón, pero no quiero bajarme. sé que tendré que hacerlo, y despedirme para siempre de esa sonrisa frente a kerouac. y tengo ganas de decírtelo: me encanta verte reír cuando llegás a alguna frase ocurrente de kerouac, pero no te lo digo. sólo te miro. intento imaginar lo que podrá estar diciendo kerouac para hacerte reír. y de tanto intentar imaginar te atravieso y te saco de la página, levantás la vista y no entendés. estás en kerouac, ni en tribunal, ni en gran vía, ni conmigo. ¿y si nunca más? ¿por qué no te dije que me gustabas riendo con kerouac y que me alegraste el viaje desde atocha?

sábado, julio 12, 2008

tribute

Conocí a Juan José Saer hace como diez años, una noche, en la Ciudad Universitaria, en Córdoba; yo iba de periodista invitada a una cena cultural. No había leído nada suyo, pero me pareció un tipo más que interesante, humano. Él vivió en París sus últimos treinta y muchos años de vida y obra, y murió en Paris, pero siempre fue muy santafesino. Aquella noche, me prometí leerlo y empecé pronto con Nadie nada nunca, que no me conmovió. Sin embargo, El entenado me está emocionando de un modo que no esperaba. Leo en la primera página: "La orfandad me empujó a los puertos" y tengo ganas de volver a cenar con Saer y hablar de la orfandad y de los puertos. Y de la memoria de aquel lugar con "abundancia de cielo" que, sin embargo, nos dejó medio apaleados a los dos.
Los dos de este lado del océano, imaginando ese "azul dilatado" del cielo sobre la pampa.
Pensaba, entonces, en la cantidad de estrellas "casi chisporroteantes" de un cielo "acribillado", en la inmensidad y la noche llana, y me asaltó de nuevo la orfandad: la imagen nítida de las luces de un campo de concentración al pie de las sierras, la noche y la maldita "Perla". Agradecí a este cielo español el que exista Mercedes -la antropóloga que con su dulzura me ha hecho sentir menos huérfana-, y volví a este texto escrito unas semanas atrás:
Una gota de memoria en papel secante. Hace unos días, en la Feria del Libro de Madrid, firmaba libros el juez Baltasar Garzón. Me acerqué instintivamente y esperé a que se quedara unos segundos solo para decirle “gracias” por haber estado en La Perla, por contribuir a dar a conocer lo que sucedió en esos lugares endemoniados, perversos, tan “familiares” para los cordobeses y tan desconocidos para el resto del mundo. Me dio la mano y creo que él también agradeció que yo me hubiera acercado a comentarle que ahí tuve a gente querida. Sufrí desde la ruta 20, de lejos. Pero él entró. La verdad, no sé si mi tío, mi querido tío Quique, mi hermano mayor, estuvo o no en La Perla. Quizá estuvo en otro campo de concentración, quizá en el Campo de la Rivera, quizá en el fondo del dique San Roque. Desde que lo secuestraron, en Colón y La Cañada, en mayo del 76, no supimos nada, nunca, nada. Cuando desapareció, él tenía 25 y yo, 13; los dos estudiamos Ciencias de la Información; yo soy periodista, él no llegó a serlo. Hoy, con 45, he ido a pincharme el dedo a la Embajada Argentina en Madrid, a dejar mis gotas de sangre en papel secante para que el Equipo de Antropología Forense indague en mi ADN y en los de los huesos de los 600 cadáveres que ya han encontrado malenterrados y que aún no tienen nombre ni deudos, o en los miles de cuerpos de desaparecidos que estos pacientes científicos esperan todavía encontrar en las fosas comunes de la dictadura. Sepulturas clandestinas de los cuerpos de esas miles de almas unidas por un hilo de esperanza (o mejor dicho, de afán de memoria y justicia) a los que dejamos nuestra gota de sangre formando figuras abstractas sobre un papel con un número, una huella digital y un teléfono. Estemos donde estemos, habrá memoria (texto publicado originalmente en el diario La Voz del Interior, Argentina, edición 18/06/08).


...
En la foto, Quique, mi hermano y yo (circa 1974), en una cochera de barrio Matienzo, presumiendo de Citroen prestado.


miércoles, julio 02, 2008

málaga, esa mujer corriente


"¿Hallará en su corazón el ánimo suficiente para amar a esa mujer sencilla, normal y corriente? ¿La amará lo suficiente para escribir música para ella? Si no pudiera, ¿qué le quedaría?". En "Desgracia", J.M. Coetzee pregunta si el erudito David, ya cincuentón pero cultor de la belleza en cuerpos jóvenes, será capaz de escribir una ópera para Teresa, la amante de Lord Byron, cuando los años hayan pasado para ella. "Desgracia" es una novela exquisita, una oda a la renuncia, a los nuevos comienzos, a las vueltas de página, aunque las divinidades no permitan jamás que las viejas llamas se extingan... aunque sigamos adorando al fuego para que no se apague nunca. Termino de leer al maestro Coetzee sobre la arena: cuán incomprensible se le ha vuelto su Sudáfrica de forastero, esta manera de redistribución violenta que se ha impuesto para siempre entre los pobres y sus vecinos. Me siento tan forastera como David, su personaje, pero sin tristeza (tampoco en esta playa hay silencio para la tristeza).
Veo el trajinar desde fuera, como lo ven los vendedores ambulantes marroquíes o el camarero sanjuanino (como nunca lo ven los amantes apasionados, tan metidos en su voluptuoso instante). Adivino una hoguera de necesidades enmascarada de abalorios. Gritos y piercings. Dorados y fucsias funden a amarillo sol andaluz.
Bajo sin aviso previo, chasquean los dedos frente al forastero, la veo, sonrío: ella es un delfín en el mar, disfrutando de cada zambullida. La amo concentrada en sus flamantes gestos preadolescentes. En ella, sin embargo, sigo viendo a la niñita de tres años exclamando "¡qué riazón!" al ver el océano, frente a la costa de Rocha, en Uruguay. Entonces, tenía tres años y era la segunda vez en su vida que veía el mar: ya se había olvidado de la primera, de tan inconsciente. Otra página.

miércoles, junio 25, 2008

un junio

¿El personaje es la excusa para mostrar la Argentina? ¿Es la Argentina la razón por la que existe el personaje? ¿Hay una excusa?. Estas cuestiones surgieron en torno a unos escritos míos. Y no supe responder. Tampoco quise responder. No tengo por qué responder. Además, hoy cumpliría años mi papá, el Kitty, que nació en el treinta y seis y murió en el noventa y tres. Estaba volviendo a la Argentina pero no alcanzó a llegar.
Ayer terminé de leer la última nouvelle de Aira e, inmediatamente, me descubrí analizando cuál era la metáfora-país de esa desquiciada relación autor/editor en "La vida nueva". Sin embargo, no encontrré metáforas de días como el de ayer, de tragedias, miserias y renaceres. Renacer, sin querer.
Un día como alguno de estos, de finales de junio, hace seis años, desembarqué en España. Y había quemado las naves. Y había soñado con el Obelisco en llamas mientras yo me probaba un vestido nuevo... oh, a propósito de la desnudez.
De la primera España recuerdo el calor, la sequedad de Madrid, la sangre en la nariz resquebrajada de mi hija, el colchón en el piso, la persiana bajada para filtrar un poco de la excesiva luz de estas latitudes a principios del verano, el desgarro. Y también recuerdo que pasé por la casa en que vivió Onetti y fue entonces cuando empecé a sentirme menos sola en esta ciudad. Yo acababa de leer "El astillero".
"El astillero" fue el último libro que había leido en Argentina, antes de partir. Fue mágico, entonces, dar casualmente una mañana, en una esquina imposible de mi flamante puzzle urbano, con la placa "En esta casa vivió... y escribió..." A partir de esa mañana, fantaseé con varios encuentros transfronterizos con don Juan Carlos (yo seguía viva, Onetti ya estaba muerto) . Imaginé que nos citábamos en una cafetería de la Avenida de América, a metros de su edificio, y yo le contaba mis teorías sobre nuestros países sureros, tan absurdos como su astillero fantasma, con gente que va y viene, que sella papeles y los archiva, papeles sobre la nada, hacia la nada.
Seis años después, sigo pidiendo libros y discos a cada portador de un alma comprensiva que viaja a la Argentina. Anteayer llegó el penúltimo cargamento de esas cosas que siguen siendo mías y que seguirán siendo mías. Llegó Dacal para que nos pongamos todo tu tiempo de acuerdo en eso. Y con una oportunidad sin par (a juzgar por mis desvaríos de los últimos días sobre la desnudez) llegó Aristimuño: "Puedo acercarme a vos, y no ser tan terco, pisando la basura del puerto. Desde el mar, no hay piedad, si vos no te mojás. Se cansó la ansiedad... (Puedo) desnudar la canción para vestirte hoy".
Hoy empecé a leer Coetzee.

domingo, junio 22, 2008

desnuda II

sigo desnuda.
sigo desnuda y encima me piden la ropa. uno que en mi vida vi una vez o dos veces me pidió la ropa.

y no hay un trapo para cubrirse, ni un trapo para cubrirse.
pero no voy a quejarme. nada más patético que la autoconmiseración. eso proclaman los psi.

cuando escucho al adiposo jefe de los soldaditos de plomo gritar sus verdades de perogrullo, difamar y ocultar, sólo pienso en el hogar. en una patria. "mi patria es el castellano", dijo cozarinski. y la mía. y mi hogar, al cabo de la hostilidad. ésta es la otra razón por la que escribo: para volver a casa.

...
"El origen del mundo", según Gustave Courbet.

miércoles, junio 18, 2008

desnuda


en plena duermevela me sobresalté: de repente, me vi desnuda. pero no desnuda como me gusta estar para ti. no, no era una desnudez plácida. estaba desnuda porque no tenía nada con que cubrirme para salir a la calle. la vida desnuda, la vida que viene, la desnudez que viene. entonces recordé la pregunta. ¿por qué escribes? escribo para no estar desnuda. porque escribir es la única ropa que le da sentido a la vida. escribo para cruzar la calle y para esperar el bus. para esperarte y para no esperarte. para que no haga falta dinero. para que no importe la desnudez.
...
Gustave Courbet, "Mujer en las olas".

domingo, junio 08, 2008

dadá y cuchillo. la propuesta del entrecot

"No me deje solo entre personas llenas de certezas", suplica Antonio Tabucchi. Y en una parrillada de Madrid, yo sólo quiero que me entiendan: vengo de tierra adentro, como charqui, char-qui. No quiero rozar con la lengua la carne sedosa, fresca, de la vaca muerta. No quiero que me cambien el cuchillo. Si lo hacen, si me traen uno de estos facones criollos para desgarrar los tejidos de este exquisito cadáver argentino tengo que pensar. Pensar en la vaca muerta. Si te devuelvo el cuchillo que no tiene filo y me quedo con el facón, veo mi cara asesina reflejada en la hoja sanguinolenta y el filo destella dicroicas. Dadá argentino. Escurre coágulo. Ya no hay magia.

viernes, mayo 30, 2008

orpheus

Orfeo se la juega en el averno. Baja por Eurídice a Hades, por ella monta en la barca de las ánimas, cruza a tierras tártaras, moriría por su amada, claro que lo haría. Monteverdi compone un lamento que hoy recuperan Les Arts Florissants. Y yo quería escribir sobre el sollozo exquisito de las cuerdas barrocas, y sobre el ansia de bajar al infierno en busca del amor, o sobre la espera inquieta del purgatorio, pero mi vena late y doy vueltas. La rivalidad mundana se interpone entre mi Orfeo y su Eurídice. Una brecha de sangre y merthiolate me obliga a poner las cosas en su sitio. Me arden los puños. Me duele el averno. Confío en que Apolo abrirá estos cielos.

domingo, mayo 25, 2008

jengibre ginger ingwer


ayer, cuando le pedí el jengibre, mi verdulero colombiano me dijo que el jengibre (zingiber officinale) era probadamente afrodisíaco... que los hombres no dejaban dormir a sus mujeres si tomaban jengibre en la comida. que lo mejor era un tecito, una infusión con la raíz bien hervida. lo dijo con gestos de macho del sur. y yo redoblé la apuesta: "cuando tenga novio, herviré el jengibre; mientras tanto, se lo pongo al pollo", le dije. y el macho caribeño enmudeció. me iba riéndome y pensando en cómo la provocación deja helados a los hombres más bocazas, cuando recordé que el jengibre se llama ginger, en inglés, e Ingwer, en alemán, (Ingwer, con mayúscula, porque todos los sustantivos se escriben con mayúscula en alemán). pero cuando llegué al Ingwer me asaltó la contraprueba: comí Ingwer aquella noche, los dos comimos ginger en la receta británica y no surtió ningún efecto. estoy por ir al colombiano a pedir que me devuelva los ochenta céntimos de la raíz mentirosa.

ingrid y los no comienzos de los no finales

Por influjo de Vila-Matas fui corriendo a Rossellini. Llegué a Viaggio in Italia (1953) buscando ese no comienzo y quizá el no fin de la historia de un matrimonio en plena crisis. Decía el escritor que Rossellini había arrancado contando la historia desde cualquier punto, en medio de una situación intrascendente en la inmensidad del cosmos (más precisamente cerca de Nápoles). A partir de esta libertad narrativa, Vila-Matas reflexionaba sobre el orden que había impuesto el franquismo como idea para todo, una noción que habían tenido que asimilar sin vueltas los españoles de su generación...
No cabe duda que para los dictadores mentecatos las cosas empiezan por el principio y acaban en el final, en rigurosa fila militar. Pero a veces, todos nos sumergimos en la temporalidad de las puras sucesiones, sin el placer del ahora ignorante de dónde viene y adónde va, sin entender la densidad del presente, sus infinitas capas, sus improbables comienzos y no comienzos, igual que sus posibles finales o sus apenas puntos y comas.
Así vi la peli, preguntándome por las elecciones narrativas del director italiano, hasta el final, cuando el personaje de Ingrid Bergman le dice a su marido que lo quiere (y yo creo que por puro miedo los dos se dicen que mejor seguir juntos) y Rossellini elige poner allí mismo la palabra "Fine". Me quedé pensando que el gran Roberto y yo sabemos que ese "te quiero" era apenas un punto y coma de otro final posible, del más seguro de los finales, que quedó fuera de metraje.

miércoles, mayo 21, 2008

magic doors (del ánima)

No sé con cuál me quedo, si con Gotas, Tarde de tu lado o Persistente canción de la memoria, todas del disco Cribas del Mono Fontana. Compiten en mi mundo cotidiano sólo con Magic Doors de Third de Portishead. Me acompañan mientras escribo, las canturreo por la calle, las espero e imagino cada vez que vuelvo a dar al play. Meta Mono, meta Portishead. Así ando, domesticando la rutina con esa música en la piel, eligiendo palabras, persiguiendo el oxímoron que nombre la razón muda de esta inquietud.

domingo, mayo 18, 2008

formosa

A veces pienso en boreal. Las estaciones las pienso en boreal, y acabo de darme cuenta de que incluso había olvidado (o hace tiempo que no escuchaba) la palabra formosa.
Formosa, un territorio y un concepto. Un concepto y un territorio en el nordeste de un país tan turístico que figura en todos los escaparates de las agencias de viajes. Un país parcelado para distintos paquetes, cada uno con su folclor y su paisaje, como para dar que hablar en varias sobremesas de viajeros. Un país ahuecado, con un hueco inmenso en el nordeste, donde no hay cataratas ni glaciares. Hay yacarés en el nordeste de ese país. Un país del que leo noticias que hablan del nouveau federalismo de la Sociedad Rural, que ahora batalla contra los unitarios que, con su dinero rural, quieren repartir más bonos en villas miseria unitarias.
Había querido ver Nordeste de Juan Solanas apenas la estrenaron y fui al cine, al único cine de Madrid en que la anunciaban, a las seis menos diez de la tarde de otra primavera boreal, no ésta, una primavera anterior. Pero en el diario había salido mal publicado el horario de cartelera: me informaron, entonces, en la taquilla, que Nordeste sólo tenía un pase a las cuatro de la tarde, en aquella única sala. Estuvo un par de semanas en cartel y se me pasó. Así que acabo de verla, en mi casa. Y a pesar de cierto didactismo para guiris* , agradezco que Juan Solanas me hablara tanto de Formosa, de mi país agujereado. Agujereado como una boca mutilada, con varias muelas menos y la carne dolorida; un hueco sanguinolento, suturado e inflamado.
Durante la peli no pude dejar de imaginar que Juan, el director, y seguramente también su padre, Pino, habrán tenido pensamientos boreales alguna vez.


*Guiris les dicen en España a los extranjeros rubios del norte de Europa.

viernes, mayo 16, 2008

el gallinero

Estaba chorreándome con una pera y me acordé que, cuando éramos chicas, con mi prima comíamos peras, sin parar, para hacer "cepillitos" (así le decíamos al cabo que termina desflecado entre las semillas). De ésta que acabo de comerme no dejé ni el pincelito interior, era tan jugosa que no quería seguir enchastrándome y la mastiqué con semillas y todo... A lo que iba, esos cepillitos nos servían luego para pintar con témperas, en el suelo de la galería de la casa de mi abuela en San Vicente. Quizá a mí se me ocurrían esta clase de juegos tan inocentes, como el de hacer cepillitos de peras, porque mi prima me lleva cuatro años, así que supongo que sería ella la que proponía los juegos más tenebrosos, como enterrar una gallina muerta en el gallinero del fondo de mi abuela, hacerle una cruz de palo y leerle la biblia.
Pero, ¿quién sabe? a lo mejor era yo la de las ideas fúnebres... Pienso esto en el momento en que me entristece una muerte triste, de vejez vieja y miserable, de soledad: conocí a un hombre que al final de sus días sólo tenía a su mujer, su amor adulto y pleno después de los hijos de ella y la soltería de él. En los últimos años de vida, él sólo se dedicó a cuidar a su mujer demente de senilidad. Y ella sólo lo quería a él, sólo a él lo necesitaba en su residencia de ancianos, cada jueves. Sólo a él lo llamaba por su nombre. Ni a sus nietos, ni a sus hijos, sólo quería que él la tomara la mano, un ratito, y la acariciara. Un día él murió solo, sólo él y el PAMI, en un hospital pobre, y nadie lo reclamó. ¿Quién podría saber, en ese hospital y, luego, en la morgue, que una mujer espera cada jueves con ansias adolescentes a ese hombre del cual sólo queda este despojo de carne?. Cuando pase un jueves y otro jueves y otro jueves sin él, ella se preguntará (hasta el día de su muerte se preguntará entre tinieblas seniles) por qué la ha abandonado. Y a pesar de tanto amor, tanta imposibilidad: ella ya no puede hacerle nunca una cruz de palo de gallinero.

martes, mayo 13, 2008

el faro de cascais

qué misterioso impulso nos lleva a comprar una postal con una casa y un faro, me pregunto a partir de la magia que insufla vila-matas, desde su "radical inmersión en la melancolía" al ver una foto, la foto de una casa y un faro que quizá estén relacionados con él de un modo tan extraño que ni él puede dilucidar, un paisaje en el que quizá estuvo.
el trance de vila-matas me contagia: estuve en lisboa. aunque nunca estuve, en lisboa estuve con vos. y cuando vi ese faro, estaba sola y lloré a la sombra del faro, maldiciendo el mar océano. deseé la lengua dulce, inmensa, que me había rellenado toda por dentro.
de la melancolía del faro me rescató el humor de vila-matas y la fortuna de escuchar portishead, we carry on... entonces, bailé por vos y por mí.

jueves, mayo 08, 2008

lunes, mayo 05, 2008

el reverso de berlin

eso pasa con las ciudades donde alguna vez estuvimos; eso, que no sólo tienen anverso.
en el café zapata de la oranienburgerstrasse hay un ángel que blande la bandera de lo que alguna vez fue la resistencia okupa, en versión loop de espejos disco;
brilla y encandila, el ángel.
también hay reverso,
en otro bar de mitte, en la friedrichstrasse, las mesas tienen monitores para que los bustos parlantes de fahrenheit nos hablen desde debajo del plato: yo, que leí bradbury, quiero que los rubios de opel dejen de intentar captar mi atención, así que los tapo con la panera y con la servilleta, y si se les escapan los dientes relucientes por algún rincón de la pantalla plana, les apoyo el vaso de cerveza y una cuchara, y un tenedor, y el plato del café.
berlin, para todo público
y berlin al revés, a la carta, sólo para dos viejas amigas que ya no viven en sonnenallee: berlin como una vieja fábrica de kreuzberg que se refleja redondeada sobre el canal, mientras atardece de martinis.

domingo, abril 20, 2008

earl grey, en hebras

me encanta que un chico me invite earl grey, en hebras,
dreamland de joni mitchell por caetano, escucharlo mil veces,
que nos guste el mismo té,
me encantan las mujeres de las novelas de murakami, quiero mucho a Shimamoto y a Midori, y a la chica de piernas blancas que se mete en una bañera con un desconocido al amanecer, la que toma sake en el cordón de la vereda,
compartimos sensibilidad si compartimos la devoción por el earl grey.
aunque no haya orgasmos para compartir, porque yo me los quedo todos, gracias por el earl grey, en hebras.
buenos aires es una cortina de humo,
y libertad se ha puesto gris.
releo claudio magris citando a kepler: "Sé que tú amas la nada, y no por su valor, que es mínimo, sino porque se puede jugar con ella de forma expresiva y leve..."
me encantaría que la calle libertad fuera siempre cucurtiana, luminosa, y que por la vereda del oeste, de perón a avenida de mayo, pudiéramos encontrar a los adoradores de penes fundiendo capuchones de oro para el señor maíz,
para el señor maíz de washington cucurto y de las dominicanas calientes del once.
necesito límites para la nada, un plazo para la penúltima nieve de una primavera alemana,
sino me ahogo
los machos ya no pueden fundirse vainas doradas en sus vergas,
pero saben que la repentina erección del asno apaleado será la última venganza del último humillado,
gracias Magris, gracias Canetti.
quiero un egoísmo perfecto, dice midori,
quiero tokio,
digo yo,
y creo que pronto podré pedirte que me prepares earl grey, en hebras, y eso me hace feliz al menos en el instante de pronunciarte, junto al earl grey.

sábado, abril 19, 2008

eu, vos

¿Sabés una cosa? Vos y yo tenemos miedo de enamorarnos. Pero no miedo de enamorarse, esto que todos dicen. No. Tenemos miedo de dejar de amar a los que amamos, adentro, sin querer, con las tripas. No queremos desplazar a esos amores hondos, no queremos, ni por imposibles, ni por desastres, ni por casados, ni por kilométricos... Eso nos pasa. Che, vos, ¿me escuchás?

"la eternidad es ese espacio mínmo donde estamos ahora, en un beso, tú y yo
la eternidad -ah goethe- será ese instante único que alguna vez quisimos arrebatarle al tiempo"



El poema es de Ítaca, de Olga Sánchez Guevara.

domingo, marzo 30, 2008

karma police

"Karma policia... arreste a esta chica pues su peinado... es lo que tenés, esto es lo que hay, es lo que tenés, mezclándote acá con nosotros. Policía militar. Dí todo lo que pude, no es suficiente. Seguimos estando en la lista de espera", rezonga Palo Pandolfo y no me importa si cambia la letra de la genial Karma Police, de Radiohead.
Karma police es uno de los temas de mi vida, uno de esos que me emociona todas las veces que lo escucho. Por supuesto, lo escuché mil veces en la voz de Thom Yorke... lejos, cerca, lejos de Argentina, en Berlín, de nuevo en Córdoba, en Madrid... y, luego, es cierto que sonreí la primera vez que escuché a Palo cantando "policia", sin acento en la "i", para que le dé la métrica (un sistema de acentuación muy de la "progresiva" argenta, por otra parte; muy acorde a mis propias notas adolescentes, por otra parte).
Tengo que admitir, sin embargo, que luego de la sonrisa burlona, un segundo después, me perdí en el desgarro de Palo, con él. Y ahora, ahora que ese desquicio de país, el mío, me vuelve a arder en la boca del estómago, vuelvo a Palo y ruego "karma policia", y se me hacen lágrimas todas las imágenes de la violencia de mi vida allí, todas, del '69 al '76, al '89, al 2001, al 2004, al 2006, al 2007 y las de las noticias por internet, de muchos años océano aparte...
Decía el maestro Philip Roth días atrás en una entrevista: "Siempre sabes odiar mejor tu propio país que otros. Así que cuando los antiamericanos empiezan con sus cuentos, me gusta mandarles callar. Odian mi país de forma estúpida, nosotros sabemos odiarlo de manera más inteligente. Tu propio país te puede volver loco, como tu familia, como tu mujer, pero... lo quieres y lo odias al tiempo".


viernes, marzo 28, 2008

pura intemperie

Pereda, el abogado de "El gaucho insufrible" de Roberto Bolaño les dijo a sus sirvientas: "Buenos Aires se pudre, yo me voy a la estancia". Y en medio de la llanura, esa línea casi abstracta bajo el último sol de Borges, ese sur cuchillero en el que Fierro le dice al negro que le espera otra clase de contrapunto... donde ahora los conejos han sustituido al ganado (en la imaginación de Bolaño, el chileno, en 2003)... en medio de la pampa, decía, el personaje de Pereda cavila, se pregunta cuánto hace que no monta, y cavila. "La noche era oscura como boca de lobo. La expresión le pareció a Pereda una estupidez. Probablemente las noches europeas fueran oscuras como bocas de lobo, no las noches americanas, que más bien eran oscuras como el vacío, un sitio sin agarraderos, un lugar aéreo, pura intemperie, ya fuera por arriba o por abajo. Que le llueva finito, oyó que le gritaba don Dulce. A la buena de Dios, le respondió desde la oscuridad".

miércoles, marzo 26, 2008

napoli, posible crónica en cocoliche


"hola santi soy cloe la amiga d cris. Me dicen en el hostal q han llamado desde roma.? Sabes algo?". Il primo messaggio pascual de móvil delata una cierta pavura frente a la posibilidad de que los planes de reencuentro y vermut de jueves santo en Napoli se hubieran ido al carajo. Todo por culpa del casposo Mario, que entendió que "your friends called from Roma. They gonna call again this afternoon".
Este tano del hotel juega con la anxieta de cuatro argentinos que viven en tres ciudades diferentes de dos continentes y que hace tiempo que no se ven (y de verdad lo desean)...

--Call again? And... but... will they come today or... tomorrow? --dije con las órbitas en franco estallido hacia fuera del ojo.
--I don'ttt knowuuu... They 'll call againnnnn --repitió Mario, alargando todas las consonantes finales para dotarlas de sentido

¿dotarlas de sentido?

(los italianos no conciben que una palabra no termine en vocal).

Santi responde presto: "No sé nada. Yo voy para allá en el 3S" (léase triessss, el bondi, digo). De ahí que il secondo messaggio (una propuesta de pizza y birra en la misma Piazza Miraglia) denote algo más de alivio: entre dos podremos intentar comprender el enigma del bagalli perdido en Roma, el hermano desencontrado sin teléfono y la amiga que, en lugar de llamarme a mí, llama al hostal y ¡habla con il capo di Mario!

Ma... cossssa succchhhede? (fonética del desconcierto).

Doy un par de vueltas por el barrio que tiene un tufillo antisistema, bien universitario, claro. Entro en un comedor con pinta de globalifóbico y vegetariano: cuando estoy a punto de sentarme, mientras leo los cartelitos ofreciendo shiatsu y meditación, pienso que allí todo es bio e integral, y tonssss, muy probablemente, no vendan birra, así que por las dudas, decido huir. Elijo Vesi, una trattoria menos resistente pero bien ubicada.
En Vesi, voy por la penúltima porción de una Amalfi (prosciutto, rucola e parmesano) y la seconda birra cuando entran los tres (Santi, mi amiga Cris y su novio).
Clap, clap, alegría en el cuore pascual.

--Podemo' yuntar las mesi? -pregunta el novio de Cris a un italiano de blanco, y brindamos con una prima carcajada.
--Cómo yuntar la mesi? Eso es Olmedo?

El tipo lo mira con incredulidad. De esa guisa hablamos italiano los argentinos, pero ... el tipo, que ama a Maradona, no da crédito a semejante bochorno. El tipo elige ignorarnos: "¿Este español me habla a mí? ¿de qué me habla? ¿en qué me habla?". Así que dirige la mirada hacia la lontananza y lo deja pasar, como si no hubiera oido niente.
Mudanza de mesa, por la propia, sin yuntare nada, y ahí viene lo de la pizza con alcaucil y las anchoas y las alcaparras. Y la sed. Una sed que nos dura cuatro días y que iremos aplacando como podamos, a fuerza de Nasta Azurro (¿así era? ¿o era Nasto Azurra?), grappa, cianti, lemoncello y alguna Guiness, anche una buena lágrima de Christi vesubiana, en honor al volcán, a la Madonna, a la Semana Santa y a la región de Campania.
Grazie, Napoli.

domingo, marzo 16, 2008

corazón asimétrico


Siento vértigo. Conozco esta sensación. Sólo puedo decir don't let me down this time. Repetirlo, como un mantra. A veces, me basta con detenerme frente al Deshielo en Vetheuil de Monet, y saber que he llegado hasta aquí. saberlo. En efecto, he llegado hasta aquí. O escuchar Grace de Jeff Buckley. O ver Al otro lado, la última peli de Fatih Akim y agradecerle su mirada asimétrica sobre este mundo lleno de otras orfandades, además de la suya y la mía. O tomar otro gin en El Bandido doblemente armado, y reír a carcajadas hasta que nos echen, a la madrugada. O caminar por Apodaca, en Malasaña, y burlar el vértigo: resistir las ganas de arrojarse al vacío desde el último trocito de tierra firma bajo los pies.
Inventar un mundo mojarra de seres que nos necesitan.
Y nosotros, a ellos.
Aplazar el paso en falso.
Control, descontrol, caos, memoria, tu piel, mi pecho, tu nariz, mi sudor, tu deseo, mi ansia.
Por esta noche, he burlado el impulso del vacío.

jueves, marzo 13, 2008

el último de vila-matas, te l-amo

el aire seco de madrid resquebraja a veces la nariz,
y seca las lágrimas,
y la piel del pómulo queda tirante por la sal,
pero el payaso que parece inmóvil es un actor que se levanta la máscara y te dice: "encantado"
y el chico de la librería te trae un papelito arrugado y te pide un dibujo,
y te dice: "mañana me lo pagas",
cuando decidís que sí, que te llevás el último de vila-matas
el viento ligero en parma
y martin amis distorsiona el tiempo, como vos,
sin apretar el pedal
distorsiona
comparto con vos una tostada con queso brie y cebolla,
y me tocás la pierna
distraidamente,
de nuevo
me contás de tus canciones, las últimas,
de cuánto te están costando estos versos
mientras yo miro tu ombligo y lo único que quiero es lamerlo
lamer
te
a vos también,
otra vez,
mañana
lamerte
cuando el aire de madrid te seque las lágrimas
voy
a
l'amarte

viernes, febrero 29, 2008

los emigrados

"Monroe, Monticello, Middletown, Wursboro, Wawarsing, Colechester y Cadosia, Deposit, Delhi, Neversink y Niniveh: me daba la impresión de que me movía, guiado a distancia, junto con el automóvil en el que me hallaba sentado, a través de un país de juguete de colosales proporciones, cuyos topónimos habían sido rebuscados y seleccionados arbitrariamente por un invisible niño gigante entre las ruinas de otro mundo ya desahuciado". W. G. Sebald describe (como no podría hacerlo nadie) su travesía de emigrante alemán en tierra yanqui.
Le festejé a Sebald su ocurrencia en la Costa Este y recordé una impresión similar, pero en la Costa Oeste (aunque yo no habría llegado a estas admirables líneas), mientras caminaba por el Hollywood Boulevard de Los Ángeles.
De esa selección "arbitraria de un niño gigante", vi que un hombre sin piernas, con sus muñones sobre un skate, frotaba una de las estrellas doradas, de esas que incrustan en las losetas de las veredas. Husmeé en un sex shop del Sunset Bvd. todo de vidrio, todo transparente, abierto cuando ya el alcohol está prohibido porque ha dado la una de la mañana; padecí la ley seca antes del Whisky A Go Go y, esquivando al hombre del skate, entré y compré una foto gigante de Chet Baker en una tienda de pósters de 'todo a 5' (pavos)...
Un país de juguete hecho de retazos de otro mundo desahuciado... sin duda, una figura de "colosales proporciones".

sábado, febrero 23, 2008

martes, febrero 12, 2008

bona nit

fin de semana de catalán de bolsillo. pirineos y sol de invierno. frío sol de invierno. un club de jazz, el sunset, él y no, el reflejo de la luna en el río de gerona, te extraño, ¿me extrañás?, sí ahora me di cuenta. su mirada me persigue. su sonrisa. pícaro, no. en el sunset he pensado que podía ambientar una historia como las de murakami, con la chica fumando un cigarrito con sabor a mango o a vainilla, con thelonius monk de fondo, y un cuadro de aristide bruant, y el chat noir... pero el bartender (aunque lee una novela bajo la lámpara de pantalla de terciopelo bordeaux con flecos dorados) no es el que uno imagina en las novelas de murakami. mejor me voy a dormir. mejor en madrid. mejor comprar tulipanes y anticipar marzo. anticipar la primavera. enamorar el amor. estoy celosa. celosa. ella, ¿es ella?. mejor espero. mejor lo espero. mejor, no. mejor me voy. mejor me enamoro. mejor, vos. siempre mejor vos. ¿siempre mejor vos?

domingo, febrero 03, 2008

un poeta

Me pregunto si tenemos derecho a apropiarnos de los poemas que nos emocionan (al menos durante el ratito en que nos arrancan eso indescriptible de bien adentro), me pregunto si habrá problemas mundanos en reproducir lo que nos conmueve... No tengo respuestas a unas preguntas que me hago cuando termino de leer unas líneas exquisitas de un poeta español, José María Moreno de Castro, al que acabo de descubrir como poeta porque siempre lo creí simplemente mi vecino amable en Madrid (amable y culto, y que habla en voz tan baja que me obliga a acercarle demasiado mi oreja a su boca). Rara avis de la Madrid estruendosa.
Copio aquí estos versos porque tengo ganas de tenerlos cerca, ahora, mañana y pasado. Y releerlos:

Pintor de autorretratos —primer esbozo
Embrutecido, y feo, y desamado,

y gordo, y fumador (y aún narcisista,
válgame Dios), rotoso, medio autista,
con respingos de perro apaleado…

Sigues con tus trabajos, malamente,

sigues por la ciudad, calle adelante,
enamorado de una voz distante,
enamorado y harto de la gente,

enamorado y en silencio, en bares
inmundos, que ya sólo tu frecuentas:
ya ni ves a la chica que te mira

(con pena —¿no tendrá propios pesares?).

Y sigues en silencio, y echas cuentas,
y sonríes, y cantas: Y es mentira.

Hay más letra de este poeta "enamorado y harto de la gente" en el número de diciembre de una revista de arte que exhibe el esmero de sus creadores. En la web: http://www.adelantadodeindiana.co.nr/ (o el link recomenado en la columna de la derecha, como "el adelantado viene de segovia").

sábado, febrero 02, 2008

maría y el fabricante de mentiras

Me dijo que la esperara a las más o menos en punto en el aeropuerto de Madrid, que estaría disfrazada de pasajero en tránsito (entre Londres y Villa Allende). Que llegaría cantando "él era un fabricante de mentiras...." y con el corte de Nito en el '75 (el año del Luna Park, la galera blanca, las All Stars, y esta foto ineludible del adiós).
Nosotras, las de entonces, ya no somos las mismas, pero cuando la vi salir de la sala de pasajeros en tránsito con jopo lacio, le grité "Nitoooo" y nos reímos. Cantamos "Su vida era una fábula de lata, sus ojos eran luces de neón. Y nunca tengas fe, que sus mentiras pueden traer dolor". Dolor falseteado.
Le conté que hacía unos días había escrito un capítulo inspirado en mis primeros long plays de la vida, los primeros de Sui Generis, y prometí mandárselo (el capítulo, no los long plays).
No le dije que desde hace una semana volvía a recordar algunos íntimos momentos de gloria más o menos recientes, pero sí le confesé que me gustaría despertarme mañana en Buenos Aires, como haría ella, y desayunar una medialuna de grasa. Un día de medialunas de grasa (o de manteca) y café comprado en la calle (en vasitos de plástico), al chico del termo de la calle Talcahuano.
Volví de Barajas absorta en la sensibilidad de Murakami, que me metió en un club de jazz del Tokyo ochentista y me contagió las ganas de beber de su copa de gimlet (¿el mismo del Corto Maltés?). Cuando levanté la vista, vi contra el fuelle que une los dos vagones del tren a una japonesa y un irlandés que se morreaban con sensualidad furiosa. Tuve que tironear de mis tripas para no desear a nadie besándome de ese modo, justo esta noche, justo ahí. Y volví al libro. Murakami decía: "Lo que me atraía no era la belleza externa cuantificable e impersonal, sino algo más absoluto que se hallaba en el interior. De la misma manera que hay quien ama secretamente los diluvios, los terremotos y los apagones, yo prefería ese algo recóndito que alguien del sexo opuesto emitía hacia mí".

jueves, enero 31, 2008

búho con ojos de botón

Me mira con esos ojos de botón. Me mira. Me atraviesa. Redondelas blancas al fondo, redondelas serias, botones graves. ¿Quién es ella?

Ojos de botón, estáticos, clavados en mi frente. Me esfuerzo por hacer sonreir al botón, saludo a la redondela con cortesía.

Botón fijo, hilo tenso.

Yo, que vengo del sur de la frontera, del oeste del sol, saludo al búho botón. "Como si fuera mi hijo", pregona el botón que es mucho menos blanco a la luz del día. ¿Me amenaza?

¿Por qué me amenaza?
¿Me cela?
¿Por qué me cela?
Botón
botón
botón
Ojos de botón

sábado, enero 26, 2008

escrito en una servilleta

le muestro mis tetas
suspira,
lo deseo
no confío
lo tengo dentro
me lame y me desprecia
cuánta sensualidad hay
en esta caligrafía
me ama
me aborrece
lo quiero cerca
lo olvido pero no puedo
"esta es la vida vista por la vida.
puedo no tener sentido,
pero es la misma falta de sentido que tiene la vena que late". eso dijo clarice

jueves, enero 24, 2008

otro precipicio no vale la pena

Esa boca te menciona en mí. La boca del chico de La Habana que ha aparecido esta noche vaya a saber de dónde, modula algo del son corasón, y habla del Steinway blanco que gracias a Páez, Fito, Páez, afinaron en el teatro Nacional de Cuba. El metro se mete en el segundo túnel de la charla y yo sólo veo una boca que sonríe con dientes implacables y labios que pronto se volverán irresistibles. Hacia el tercer túnel, recuerdo Nao vale a pena, la canción que acabo de escuchar, cantada por la hija de Elis Regina. Entonces, decido bajarme en la próxima. Al cabo del tercer túnel, aviso que, mejor, yo hago transbordo, aquí, shico. Me bajo del tren y repito como un mantra, en mi mal portugués, que es uma pena, mas nao vale a pena, porque no cabes como rima de un poema, de tan pequeño, vienes y vas, y envenenas, porque...

Ficou difícil
Tudo aquilo, nada disso
Sobrou meu velho vício de sonhar
Pular de precipício em precipício
Ossos do ofício
Pagar pra ver o invisível
E depois enxergar

Que é uma pena
Mas você não vale a pena
Não vale uma fisgada dessa dor
Não cabe como rima de um poema
De tão pequeno
Mas vai e vem e envenena
E me condena ao rancor
De repente, cai o nível
E eu me sinto uma imbecil
Repetindo, repetindo, repetindo
Como num disco riscado
O velho texto batido
Dos amantes mal-amados
Dos amores mal-vividos
E o terror de ser deixada
Cutucando, relembrando, reabrindo
A mesma velha ferida
E é pra não ter recaída
Que não me deixo esquecer
Que é uma pena
Mas você não vale a pena

domingo, enero 13, 2008

una entrevista

"¿Qué les gusta a las mujeres de los hombres?", le pregunta Pierre (el personaje de Steve Buscemi) a Katja (Sienna Miller), en Interview.

"Nos gusta que tengan una cicatriz...

porque las mujeres también la tenemos".

La película original era de Theo Van Gogh. La versión de Buscemi es un homenaje al holandés y un alarde de virtuosismo. El guión, el tono, el dibujo de unos personajes (tan reconocibles pero en carne viva) y los intérpretes nos meten en una camisa de once varas, la misma que ya nos pusimos solos alguna otra vez.
Agh, Nueva York, Amsterdam o donde sea, la decadencia, el fulgor, el periodismo, el periodismo decadente, las chicas de moda, el estúpido fulgor, la humillación de los imbéciles, la verborrágica cocaína, nuestras miserias.

martes, enero 08, 2008

ángeles por una libra


¿Quién podía imaginar, sobre el fin del 2007, que la psicodelia de Vendiendo Inglaterra por una libra de Génesis iba a ponerme la primera sonrisa del año? Satisfacción y amor, por encajar cada pieza del puzzle de mis épocas: encontré un gran tema de aquellos puro hammond de mi adolescencia, remixado como para que den ganas de bailar en el dos mil y cuatrocientos.
Escribía con la cabeza en la autopista a Carlos Paz, sobre aquel ir a los boliches atravesando la pesadilla de La Perla, en el '78, y justo justo en esa línea cándida de incredulidad y melanco, un ángel apareció en el mismísimo dos mil y cuatrocientos con un libro llamado "Helena o el mar del verano" de un asturiano (Julián Ayesta) que escribió una sola novela (ésta) y que es sublime, increíble, y que no hace falta remixar, aunque la escribió en la España gris de los '50.
A la mano de aquel ángel se encandenó la mano de otro ángel, que me dio un Suggus de naranja, y citó a Deleuze y su propuesta del polígono... "multiplicar los lados, romper todo tipo de círculos en provecho de los polígonos".
¡Buen año!