estaré unos días bajo la influencia de saragossa, así, con muchas eses, que es como Zaragoza se escribe en catalán y como pronunciamos la palabra los argentinos.
me imagino a la ciudad en blau saragossa (azul Zaragoza) como el de esta líquida instalación francesa que fotografié en la gran feria de vanidades y sorpresas.
también la veo en su destello del mediodía, calurosa, y dejando, por pura piedad, que los personajes hipnóticos del cirque du soleil se cuelen en un pedazo de realidad esteparia y hagan magia con esta luz, tanta luz casi dañina.
la pienso en una sábana empapada y una estrella que veo al revés, mirando por la ventana del nocturno aragonés, sudando y riendo y besando.
la intuyo en una brisa que cruza el andén de la estación, cuando estoy a punto de tomar el tren del retorno a la vida sin circos de soles ni de aguas. es una brisa que se esfuma en un súbito deleite, interior.
interior, como saragossa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario