domingo, marzo 30, 2008

karma police

"Karma policia... arreste a esta chica pues su peinado... es lo que tenés, esto es lo que hay, es lo que tenés, mezclándote acá con nosotros. Policía militar. Dí todo lo que pude, no es suficiente. Seguimos estando en la lista de espera", rezonga Palo Pandolfo y no me importa si cambia la letra de la genial Karma Police, de Radiohead.
Karma police es uno de los temas de mi vida, uno de esos que me emociona todas las veces que lo escucho. Por supuesto, lo escuché mil veces en la voz de Thom Yorke... lejos, cerca, lejos de Argentina, en Berlín, de nuevo en Córdoba, en Madrid... y, luego, es cierto que sonreí la primera vez que escuché a Palo cantando "policia", sin acento en la "i", para que le dé la métrica (un sistema de acentuación muy de la "progresiva" argenta, por otra parte; muy acorde a mis propias notas adolescentes, por otra parte).
Tengo que admitir, sin embargo, que luego de la sonrisa burlona, un segundo después, me perdí en el desgarro de Palo, con él. Y ahora, ahora que ese desquicio de país, el mío, me vuelve a arder en la boca del estómago, vuelvo a Palo y ruego "karma policia", y se me hacen lágrimas todas las imágenes de la violencia de mi vida allí, todas, del '69 al '76, al '89, al 2001, al 2004, al 2006, al 2007 y las de las noticias por internet, de muchos años océano aparte...
Decía el maestro Philip Roth días atrás en una entrevista: "Siempre sabes odiar mejor tu propio país que otros. Así que cuando los antiamericanos empiezan con sus cuentos, me gusta mandarles callar. Odian mi país de forma estúpida, nosotros sabemos odiarlo de manera más inteligente. Tu propio país te puede volver loco, como tu familia, como tu mujer, pero... lo quieres y lo odias al tiempo".


2 comentarios:

marcos dijo...

Una hermosa noche mendocina, encontrábame fumando marihuana en un ex convento de curas.
"(...) para querer una ciudad hay que odiarla." Dijo un Catamarqueño sentado en una butaca de cuero abajo de un pino, en un patio central de baldosas barnizadas con resina pegajosa.
No sé de donde sacó la frase, tampoco es muy importante...
El mismo efecto que este post: las calles y gentes de Córdoba fueron golpeando una a una en mi estómago.

La tierra no es del que la compra, la tierra no es del que la trabaja, el hombre es de la tierra, y eso se siente.

Te dejo un libro recomendado, inspirado en Córdoba y su capacidad de mutilarnos el alma. "Desarmadero de hombres". Así se llama el libro y es de Iván Wielkosielek. 500 copias dice el ejemplar que tengo. Si lo buscás, ojalá lo encuentres.

Abrazo

Cloe dijo...

muchas gracias, marcos, otro cordobés de línea córdoba, ja
de los que odian y saben de lo que hablan/aman