jueves, enero 24, 2008

otro precipicio no vale la pena

Esa boca te menciona en mí. La boca del chico de La Habana que ha aparecido esta noche vaya a saber de dónde, modula algo del son corasón, y habla del Steinway blanco que gracias a Páez, Fito, Páez, afinaron en el teatro Nacional de Cuba. El metro se mete en el segundo túnel de la charla y yo sólo veo una boca que sonríe con dientes implacables y labios que pronto se volverán irresistibles. Hacia el tercer túnel, recuerdo Nao vale a pena, la canción que acabo de escuchar, cantada por la hija de Elis Regina. Entonces, decido bajarme en la próxima. Al cabo del tercer túnel, aviso que, mejor, yo hago transbordo, aquí, shico. Me bajo del tren y repito como un mantra, en mi mal portugués, que es uma pena, mas nao vale a pena, porque no cabes como rima de un poema, de tan pequeño, vienes y vas, y envenenas, porque...

Ficou difícil
Tudo aquilo, nada disso
Sobrou meu velho vício de sonhar
Pular de precipício em precipício
Ossos do ofício
Pagar pra ver o invisível
E depois enxergar

Que é uma pena
Mas você não vale a pena
Não vale uma fisgada dessa dor
Não cabe como rima de um poema
De tão pequeno
Mas vai e vem e envenena
E me condena ao rancor
De repente, cai o nível
E eu me sinto uma imbecil
Repetindo, repetindo, repetindo
Como num disco riscado
O velho texto batido
Dos amantes mal-amados
Dos amores mal-vividos
E o terror de ser deixada
Cutucando, relembrando, reabrindo
A mesma velha ferida
E é pra não ter recaída
Que não me deixo esquecer
Que é uma pena
Mas você não vale a pena

No hay comentarios: