Por hoy no me quedan. Puede que mañana reciba, pero se me agotaron las caricias sin cautela. Si acaso, hoy le puedo ofrecer alguna ... pero precavida.
Eso fue, Lori, lo que ella pensó cuando el chico de nombre bíblico y encantadora sonrisa le dijo: "Te vi en lo de Pedrito (Aznar)".
Sus acentos planos (sí, en algo se parecían sus músicas) y el bourbon de la chica ponían el contexto. Pero San Miguel, Morón o las delicias del edén de este hijo de Eva no lograban dibujar un paisaje seductor para una cordobesa de Pueyrredón y Las Heras.
¿Cuál era el malo de los hermanos del Paraíso con "p" mayúscula? Tampoco eso podía recordar ella esa noche. Y para colmo de males, una voluptuosa dominicana de las de Once y Cucurto se le reflejó en el hielo del whisky. Así que decidió que era mejor dejarlo para después de Gernika, o para después del edén, o para después de la disco: "No bailo, soy argentino".
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