domingo, octubre 15, 2006

poesía al bombo


durazno
Es una de las palabras más bellas que conozco y por eso me cuesta horrores cambiarla por "melocotón", en España. Desde que tengo que nombrar a los melocotones, pienso en lo grotesco que sonaría el "durazno sangrando" de Spinetta si fuera un melocotón el que "temprano del árbol cayó".
En cambio, un damasco vira hacia un rítmico albaricoque. Dorado, también, y musical.
Como el aguacate.
Con carozo. Que no con hueso.
Porque cogemos y no "follamos"; curtimos y no "cepillamos"; nos engripamos y no nos "pillamos una gripe" y menos nos "constipamos" cuando nos resfriamos, por más "grima" que nos dé un cagazo.
Y en este preciso acto se fue la poesía al catzo y la devoción patriótica por el castellano a la conch'e tu.... , que en esta Península, por cierto, no significa más que la cáscara de cualquier molusco bivalvo.



En ibérico, los melocotones, las aceitunas y demás... tienen "hueso", como el que ilustra la carátula del disco de Invisible, "Durazno sangrando".

1 comentario:

el ojo con dientes dijo...

síiiiii, da impresión ese hueso metido en una fruta