domingo, diciembre 30, 2007

un cuerpo

Todas aquellas maldades "de quien tiene un cuerpo", y "la profundidad de aquella seguridad de quien tiene un cuerpo", como escribe Clarice Lispector, se conjugan en las noches largas y las mañanas difíciles de los últimos días del año.
¿Hay que sumar y restar alegrías y fracasos de esta convención en forma de calendario? Justamente ahora que el cuerpo se hace presente como nunca, con fueguitos en las comisuras, sienes ajustadas y un cierto ácido de uvas blancas y burbujas regándonos las nervaduras...
Ser huérfano es no tener a quien pedirle un abrazo. Y tener un cuerpo, la profundidad de la seguridad de un cuerpo, es tener manos para nuevas caricias.
Me prometieron Rufus y me regalaron el Danubio. Recorreré las márgenes del Danubio en la amada Germania, y escucharé Wainwright. En lo que fue Pompeya brindaré por la maldad de un cuerpo. Junto al Vesubio, pasaré esta página.
Salud,


Imagen: fresco italiano en Pompeya del siglo I.

lunes, diciembre 24, 2007

días sin ton ni son

Son tan amorfos estos días que transcurren entre festividades y compulsiones (hay que comprar, hay que saludar, hay que celebrar).
Además de tener fundamentalmente sabor a ausencias en sus momentos culminantes, estos días navideños para mí siempre supieron a cosa híbrida, ni día ni noche, ni salados ni dulces, ni con hambre ni sin hambre, ni norte ni sur, quién sabe si con sed o sin sed bebemos champagne...
En Argentina, donde el calor de diciembre y la pirotecnia impiden cualquier atisbo de razón, solía disfrutar algunas amorfas siestas, entre celebración y celebración, tirada en el suelo de baldosas frescas, viendo campeonatos de esquí en la tele. Quizá fueran lanzamientos en diferido por las nieves europeas o canadienses. La verdad, no me importaba. Aquellas imágenes lejanas simplemente me relajaban: los esquiadores esforzándose silenciosos, el blanco entre pinos, no pensar en nada, dejarse dormir de a poco...
Hoy, en cambio, abrigada aunque con el mismo regusto a excesos, a comida y a estúpido gasto excesivo, hago zapping por la tele europea, y no hay campeonatos de esquí. Lo más parecido al rélax de la nieve eterna es el canal Metéo, que me propone un "repaso de la jornada" en Grecia, las repúblicas Bálticas y la Península Ibérica.... ¿para qué quiero saber lo que ya ocurrió?, me pregunto y continúo adelante, Arte en francés, CNN, BBC, atentados en Bagdad, en Pakistán, turistas en Mauritania y en Belén, Cisjordania...
En el canal de cocina, enseñan a manipular el mazapán, por alguna cadena pública está por hablar algún rey, las infantas y las princesas herederas se toman vacaciones... sigo buscando el efecto relajante del esquí, ¡dios! ni un partido de tenis en Eurosport... Entro en territorio español: la cadena madrileña está llena de fuegos artificiales, paso por la telenovela en gallego, la regata en valenciano, los juegos en catalán, en Canarias siempre parece carnaval (allí nunca hace frío), un documental en Aragón y, por fin, recalo en TVEuskadi, el canal en euskera para ir dejándose llevar por sonidos imposibles e imágenes de sus caseríos verdes. Una siestita y... salud, hasta el próximo brindis pagano.

domingo, diciembre 16, 2007

monteverdi, compañero madrigal

Vaya uno a saber qué circuitos interiores enlazan una peli que vimos varios años atrás, su música, sus sensaciones, la piedad y el sueño de anoche. Hoy olí el perfume a Agnes Jaoui, su cine, recorrí sin querer sus citas a Claudio Monteverdi, la campiña francesa, su sacra serenidad en "Comme une image".
Anoche estuve con mi amiga del alma, la de la infancia, la que siempre me acompaña en cada kilómetro cero de esta vida; esta vez, me ayudaba a instalarme en un sitio nuevo, pero el mismo; una habitación nueva, en la misma casa; un cuarto luminoso con vistas a un bosque en otoño.
Nací en otoño.
Ella también nació en otoño.
También la Jaoui, un año después, y en el norte.
Hoy, aquí es otoño.
Y esta noche escucho la "Selva moral" de Monteverdi, porque esta tarde anocheció temprano y sentí la necesidad de buscar unos madrigales para escuchar en soledad (aunque 'madrigal' sea una palabra que en mí tiene resonancias de pareja).
Adiós, compañero madrigal.
Hoy me regalé un disco de Monteverdi y puedo reconocerme en él, sin saber de ti.

viernes, diciembre 07, 2007

filho, figlio, Sohn, son, hijo, Zoon, fils

Frío con olor a aceite de oliva. Ya estamos en época de cosecha, y el otoño se ha puesto rudo. Hay sol, pero ni siquiera te entibia la frente. La nuca, menos. Ahora te ves las magulladuras, te las ves, pero no las sentís. Si te comieras una aceituna, dos, siete, doce, no te sabrían a nada.

Tenés certezas de tu amor incondicional, porque has dejado de sentirte el cuerpo y porque has dejado de esperar que te quiera.

Lo tenés dentro, te enferma que enferme, te enferma que no sea el más feliz, aun cuando él elija odiarte.

martes, diciembre 04, 2007

de basto


Si llegan bastos, hay que jugar con bastos.