domingo, noviembre 18, 2007

home





Esta semana superé (momentáneamente) mi aversión a la carne. Y este post no puede ir de arcadas apocalípticas. Perdón, no permitiré que los malos rollos se cuelen esta vez. No hay necesidad de estar mostrando todo el tiempo el reverso monstruoso de la apacible vida cotidiana de sonajeros y albóndigas caseras. No soy Cassavettes (ni el padre ni el hijo, neither John nor Nick), tampoco Lynch, ni Cronenberg, mucho menos Samuel Beckett, aunque sienta debilidad por sus pesadillas, aunque siempre condicionen mi seso tibio de mono por un buen tiempo...

-¿Por qué no te dejaste morir?
-Porque no soy suficientemente infeliz.

Beckett escribió el diálogo para dos pordioseros sobre el escenario: uno ciego y el otro, cojo. El paralítico andrajoso se asombra del pulso vital que todavía sostiene al ciego, a pesar de sus desgracias. Él mismo sigue adelante, sin preguntase por qué no dejarse morir.

No. No va de harapos ni de caníbales ni de hambrientos este post.
Al contrario. Quiero decir que ayer compré un ejemplar fucsia de Erica Darleyensis , la cambié de maceta, la regué y le elegí el sitio en el que cada día tendrá sol, a través de la ventana. No puedo dejar de mirarla, he ido a tocarla a ver si es de verdad. Erica me lleva a Chillida, la lámina que tengo enmarcada a su lado, y, Chillida me devuelve al cello del Preludio a la Suite número 1 en G Mayor de Bach (qué placer, tanto como un beso en el cuello, un grave vibra en el cristal); destripo el Babelia de ayer y me encuentro con Vila-Matas y la novela surrealista, él me presenta a Elizabeth Smart, la apasionada; a la derecha, de Miró no hay dudas; hay un Torres García que me devuelve el Río de la Plata, ; de paso por Kandinsky, llego al grabado de mi amiga Clemen con el toro de Aries (fue para mi cumple, sí); salto a la viñeta del capo Crist. Eclecticismo, dicho en elegante, y también mezcolanza de originales con reproducciones (poblar el cuarto con el imaginario más propio, dotar al exterior de nuestro interior, requiere intervenciones subversivas, disonancias, escalas pentatónicas y alguna chinche sobre el yeso descascarado)... Beo (con B de Vian) a Petrus Christus, el flamenco del XV que siempre me llevará a Berlin , y a la vuelta del muro, topo con los peces en relieve de mi primo querido; ahí nomás, con el estilizado Modigliani; debajo, el ángel berlinés (una acuarela que también recibí de regalo de cumple, pienso en Ettore); qué será de la vida de Longhini, el grabador cordobés, aquí en Madrid, su león; sí, ya sé, la lámina de Mondrian la compré en el Ivam de Valencia, y la página de Andrés Rivera la amplié por la frase "Buenos Aires, para que lo sepas, cordobés. Buenos Aires".
Estoy en casa.

1)Chillida 2)Erica 3)Torres García 4)Petrus Christus, el de mi comedor.

1 comentario:

Mildred Plotka dijo...

amiga, no dejo el asunto que usted sabe por el nuevo asunto.
es top secret
la quiero, usted sabe como llegar.