sábado, julio 15, 2006

el entusiasmo


"No, no era quizá la vida lo que estaba hoy en las calles, sino sólo la historia. Éste era el consuelo de un hombre inerme, de un hombre como casi todos, que ha desterrado lo sagrado a causa de la razón y que ya no puede ver lo sagrado en la razón". Nuestro Tizón de "La casa y el viento" se nos hunde profundo, cuando recordamos las tardes breves, la luz amarillenta de los junios, a las cinco y cuarto, cuando otro día se va. La angustia del arce completamente rojo estallando en la luz del oeste; la ciudad opaca, a las cinco y cuarto. Solsticio de invierno.
Tizón. "Sé que es absurdo lo que estoy pretendiendo hacer: cambiar deliberadamente; observo la mula y sé que no es éste ni el medio ni el camino, pero sé también que no quiero, no puedo aceptar la servidumbre de este tiempo. No quiero una vez más renunciar a una parte de lo que quise ser y no fui, no quiero renunciar a nada, renunciando a todo. Morir es fácil, también es posible vivir callando siempre que se nos permita callar, pero quiero vivir sin rechazar nada de la vida".
No quiero ser una de las modulaciones de la imposibilidad. No voy a ser una modulación de imposibilidad.
Y Tizón: "el único vínculo perenne entre los hombres es el entusiasmo, no el decálogo".
"No sólo acumular sino renacer"

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