miércoles, septiembre 19, 2007

tu luz de claraboya cenital

Voy a la casa del pintor, que tiene una claraboya cenital. La luz de la claraboya cenital me hace sentir parecido al otoño. Grato silencio cenital. Es que está a punto de caer otoño por aquí. Hoy, cuando salí a la calle, sentí la placidez de ese silencio, que no es silencio, no es del todo silencio... el otoño ralentiza, se acaba la estridencia; aun en medio de la ciudad, se puede escuchar la brisa en los árboles. Y a mí, sólo me falta el olor a montoncito de hojas quemadas en el barrio. Si hago memoria, lo tengo en mi nariz. Es el humo de las hojas amarillas barridas en el cordón de la vereda, apiladas junto al bordillo. Humo blanco de hojas que todavía no crujen. La manía limpiadora... con lo lindo que es pisarlas crach crach. Apacible otoño apacible.


El atelier de J. Sorolla, con la luz de su claraboya cenital.

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