domingo, agosto 06, 2006

amarillo kasbah


Pies en la tierra. En alguna tierra. Sol de agua. Hay un océano fundido en la calle Libertad, pero a la altura del Marrakech de nuestro deseo. Al atardecer, suena música de los Clash. Rock the Kasbah. Y el mar es amarillo.
"Si tenés miedo a sufrir, dormí la siesta, en Córdoba", me dijo ella, desde el oeste de las cosas, desde nuesta compartida distancia del sur de las cosas.
"Si dormir la siesta en Córdoba es tan cómodo, ¿por qué nos alejamos de esa placidez?", insiste, ella, al poniente del océano de oro fundido en la calle Libertad.

2 comentarios:

Rossana Vanadía dijo...

la siesta es el mejor invento de algún rey holgazán. La celebro, la extraño, la añoro.

Anónimo dijo...

Porque uno intenta no ser miedoso es que se aleja de las siestas de Córdoba, pero nunca, nunca deja de preguntarse si tanto valor, tanto coraje, tanto... "lo que sea"... tiene más sentido que las siestas en Córdoba...