en mi cielo, clarice y su libertad. ella escribe. una mujer que nació en la vieja europa, al este del este, y vivió en copacabana. amado brasil amado, el suyo. ajenidad y pertenencia. la suya, la nuestra. excesiva. sedienta, como lori, su personaje. mirada extraña. la condición de la mirada.
domingo, agosto 31, 2008
love, in few words
El amor te hace vivir y morir, pero también resucitar. Cada fotograma de "Luz silenciosa" del mejicano Carlos Reygadas es una obra única. Y cada frase, pequeña pieza de arte. Claro que uno construye el ser amado a medida de las propias necesidades de sentir. Pero allí está él, construido, deconstruido, resucitado, dispuesto a redimir: "you're lucky". Me río, y sé que es cierto. Por supuesto que tengo suerte de tenerte, sí, te amo, pero no voy a concedértelo. Hoy, no.
jueves, agosto 28, 2008
"¿viste? yo te dije" o el trofeo de tener razón
"Lo que tiene nuestro destino de nuestro y de distinto es lo que tiene de parecido con nuestro propio recuerdo". Con esta frase, Eduardo Mallea quedó estampado en la primera página de "El cielo protector" de Paul Bowles. Nuestro propio recuerdo, me parece, nos ayuda a saber que somos hondamente incoherentes (tan hondos como absurdos), que transitamos infinitos devaneos intelectuales para justificar conductas de lo más impulsivas (y tan propias), que nos desdecimos, que creemos lo que creemos, deseamos porque amamos y descreemos a los tres minutos. Y que lo sabemos. Sabemos que sentimos una cosa y al instante siguiente, sentiremos una que se le parece poco a la anterior.
¿Se podrá vivir con una sola convicción compacta de por vida? ¿O un solo y unívoco sentimiento y una sola y única aspiración que tiene una forma de lados bien cerraditos? ¿O sabiendo que siempre se cumplirán nuestras predicciones, para los actos propios y los ajenos?
Todo esto para decir que no nos hacen falta los "¿viste? yo te dije que te iba a pasar eso". No sólo no nos hace falta esa típica frase del regodeo del que exhibe su razón sobre nuestra propia vida, sino que sabemos a ciencia cierta que semejante burla habla más del que pronuncia el desdichado "¿viste?" que del infinito imperfecto que somos.
Borges decía que mejor esforzarse por ser feliz en lugar de tener razón. Es un concepto que a mí me guía hace un buen tiempo, aunque lo practique sólo a veces y me entrevere en cientos de disputas por la estúpida razón. Todos somos sinrazón, me consuelo. Eso sí, al cabo lo pienso y repito el mantra: mejor ser feliz que tener razón.
¿A quién le ganamos teniendo razón?, suelo preguntarme frente a los "¿Viste? Vos creías tal cosa y yo te dije que iba a ser otra". Qué pobreza de satisfacción la satisfacción del tener razón frente a la desdicha del otro. Ese otro pobre que siempre ha contado con que no se cumplan sus expresiones de deseos, con no tener razón, encima tiene que soportar el exhibicionismo de verdades (en balde)...
Cuando se baja la bandera a cuadros de la competencia de razones, de largada, ya hay un ganador seguro: "Tomá, te doy el trofeo de tener razón. ¿Estás contento?". Yo me quedo con la saludable imperfección y la pasión vital, me cueste lo que me cueste.
Merci beaucoup.
¿Se podrá vivir con una sola convicción compacta de por vida? ¿O un solo y unívoco sentimiento y una sola y única aspiración que tiene una forma de lados bien cerraditos? ¿O sabiendo que siempre se cumplirán nuestras predicciones, para los actos propios y los ajenos?
Todo esto para decir que no nos hacen falta los "¿viste? yo te dije que te iba a pasar eso". No sólo no nos hace falta esa típica frase del regodeo del que exhibe su razón sobre nuestra propia vida, sino que sabemos a ciencia cierta que semejante burla habla más del que pronuncia el desdichado "¿viste?" que del infinito imperfecto que somos.
Borges decía que mejor esforzarse por ser feliz en lugar de tener razón. Es un concepto que a mí me guía hace un buen tiempo, aunque lo practique sólo a veces y me entrevere en cientos de disputas por la estúpida razón. Todos somos sinrazón, me consuelo. Eso sí, al cabo lo pienso y repito el mantra: mejor ser feliz que tener razón.
¿A quién le ganamos teniendo razón?, suelo preguntarme frente a los "¿Viste? Vos creías tal cosa y yo te dije que iba a ser otra". Qué pobreza de satisfacción la satisfacción del tener razón frente a la desdicha del otro. Ese otro pobre que siempre ha contado con que no se cumplan sus expresiones de deseos, con no tener razón, encima tiene que soportar el exhibicionismo de verdades (en balde)...
Cuando se baja la bandera a cuadros de la competencia de razones, de largada, ya hay un ganador seguro: "Tomá, te doy el trofeo de tener razón. ¿Estás contento?". Yo me quedo con la saludable imperfección y la pasión vital, me cueste lo que me cueste.
Merci beaucoup.
miércoles, agosto 27, 2008
cien por ciento humano
hoy he llorado de sólo pensar la lealtad de mi amigo. es un bloque de afecto incondicional, a través de los años. aquel amor profundamente romántico y clandestino devino amor sin nombre ni propiedad, sin celos, porque sólo existimos él y yo. él me emociona. él me dice que puedo ser como soy porque no podría ser de otra manera. me calma. él y yo somos pura materia humana despojada de rivalidad. juntos nos imaginamos como esencia humana de puro amor y pura locura y pura inmaterialidad. feliz cumple
martes, agosto 26, 2008
el punto de no retorno
¿qué es esto de no enamorarse por las dudas,
de no vivir por las dudas después duela?
por si las moscas, mejor nos quedamos como estamos
'diosito diosito, que me quede como estoy', dijo uno que se la venía venir negra,
¿y mientras tanto?
¿cómo se disfrutan los durantes, sin apantallarse, por si las moscas?
de no vivir por las dudas después duela?
por si las moscas, mejor nos quedamos como estamos
'diosito diosito, que me quede como estoy', dijo uno que se la venía venir negra,
¿y mientras tanto?
¿cómo se disfrutan los durantes, sin apantallarse, por si las moscas?
"A partir de cierto punto, no hay retorno posible. Ése es el punto al que hay que llegar". Kafka.
jueves, agosto 14, 2008
miércoles, agosto 13, 2008
salam aleikum, magreb
Resulta fácil sacudir la memoria y dejar caer todo lo que sobra en Marruecos. ¿Dónde, si no? Pep Subirós proponía la higiene del silencio en el desierto: "dejar caer (allí) todo lo que sobre". Marrakech, casi a las puertas del Sahara, no es precisamente una ciudad serena, pero nos ayuda a echar mucho trasto inservible por la borda. Las primeras horas en la medina son de puro aturdimiento, entre asnos cargados, serpientes, monos y hombres que se disputan las mismas callejuelas. Después vienen las horas en que, como dice uno de los personajes de Paul Bowles, reina una soberana confusión entre los buenos presagios y la sensación de que algunas señales pueden ser un cebo hacia el absoluto desastre. Luego te dejas llevar y un bereber te enseña la vida sin abalorios y te emocionas, y cada vez te sientes más lejos del occidente de las especulaciones, más miserable. Al cabo, te relajas porque sabes que también eres parte de este mundo de serpientes, asnos, hombres y mujeres verdaderos. Cuando te vas de Marrakech, quedas vacío, esencial, listo a ser rellenado por una vida auténtica, legítima en su infinita pobreza. Y ahora estás aturdido en la ridícula civilización.
domingo, agosto 03, 2008
cada día es la mañana desnuda y tu corazón tiene prisa
Cada vez que Spinetta edita, o mejor dicho, cada vez que me compro su último disco, repaso mi vida y me detengo en los mismos mojones, aunque agrego algunos que se habían quedado en el fondo. Casi siempre empiezo por la memoria (creo que) exacta del papelito en el que me escribió "Luis" después de sonreir con ternura y sorpresa: yo tenía 13 años y había ido a ver el show de El jardín de los presentes, de Invisible, a Juniors. Era la plena dictadura, él ya era mi hermano mayor, otro, más abstracto, menos político, poeta.
No soy demasiado fetichista, así que aquél fue el único autógrafo que pedí en mi vida y lo perdí muy pocos años después. Pero nunca dejé de escuchar a Luis, nunca.
Estoy en Madrid. Acaban de traerme de Buenos Aires Un mañana, el último, y esta vez mi espiral de pasado se ha detenido frente al espejo del living de mi casa, y yo, con 14 o 15, cantando las canciones de Almendra, Pescado, Invisible y La Máquina de hacer pájaros. Seguíamos de plena dictadura. Spinetta volaba por encima del coágulo de miseria que era aquel país, y también lejos de la paranoia de su congénere García. Siempre por encima de la vulgaridad y la jungla, podía ponerse en el cuero de los chicos empujados a la colimba y dar un abrazo fuerte y con lágrimas a una adolescente melanco de 19 que lo sentía un hermano mayor a quien pedirle contención en medio de la mierda. Y seguía la plena dictadura.
Un solo abrazo en Atenas.
Hoy recuerdo también la piel de gallina que se me ponía con los primeros acordes de algunos temas, sola, en un cuarto del norte infinito, con la nieve en la ventana, siempre de noche, a catorce mil kilómetros y un año de distancia de aquel abrazo, a años luz del papelito del "Luis", quince bajo cero y él cantando "recuerda que un guerrero no detiene jamás su marcha". Y seguía la dictadura.
Ayer hablaba con un amigo sobre esta distancia que siempre elegí mantener con Luis. Mi amigo es otro argentino de mi generación, con los mismos mojones de existencia en torno a Luis, su palabra, su timbre y su obra. Y sin embargo, él sí colaboró en algún tiempo con L.A.Spinetta: pasó días en La Diosa Salvaje, su estudio, lo vio hombre entre los hombres. Yo le confesé que, ya periodista, podría haber procurado algún acercamiento, pero jamás lo hice. No lo propuse y si me lo hubieran propuesto, hubiera dicho que "no". No me siento profesional frente a Luis. Supongo que siempre preferí mantener a L.A.S. en ese lugar en el que está desde mi infancia. Me río cuando me acuerdo que, una sola vez, de adulta, y sin querer, crucé dos palabras mundanas con él, quedé perpleja, tartamudeé, y procuré huir rápidamente de la situación.
Y todo esto para llegar a que estoy escuchando "No quiere decir" y que L.A.S. sigue estando en mí, en el mismo sitio. Que me expresa, casi siempre. Aquí la letra:
"Aunque el sol te abrigue
no quiere decir que no tengas más frío
y si la luna se cubre
no quiere decir que no tengas su luz
cada día es la mañana desnuda
y tu corazón tiene prisa
y si el mundo se oculta
no quiere decir que no puedas volar...
mientras el cielo brille amor
por ti yo esperaré...
Oye sólo la distancia amor
y por ti yo esperaré...
Una vida lejana
se escucha pedir por su amor sin destino
y si la noche la calla
no quiere decir que se apague su sed
si en un sueño la buscas
no quiere decir que ella no esté a tu lado
y si sus manos se escapan
no quiere decir que no tengas tu piel...
va en mis alas el reclamo, amor,
va desde mi corazón (...) "
Grazie.
No soy demasiado fetichista, así que aquél fue el único autógrafo que pedí en mi vida y lo perdí muy pocos años después. Pero nunca dejé de escuchar a Luis, nunca.
Estoy en Madrid. Acaban de traerme de Buenos Aires Un mañana, el último, y esta vez mi espiral de pasado se ha detenido frente al espejo del living de mi casa, y yo, con 14 o 15, cantando las canciones de Almendra, Pescado, Invisible y La Máquina de hacer pájaros. Seguíamos de plena dictadura. Spinetta volaba por encima del coágulo de miseria que era aquel país, y también lejos de la paranoia de su congénere García. Siempre por encima de la vulgaridad y la jungla, podía ponerse en el cuero de los chicos empujados a la colimba y dar un abrazo fuerte y con lágrimas a una adolescente melanco de 19 que lo sentía un hermano mayor a quien pedirle contención en medio de la mierda. Y seguía la plena dictadura.
Un solo abrazo en Atenas.
Hoy recuerdo también la piel de gallina que se me ponía con los primeros acordes de algunos temas, sola, en un cuarto del norte infinito, con la nieve en la ventana, siempre de noche, a catorce mil kilómetros y un año de distancia de aquel abrazo, a años luz del papelito del "Luis", quince bajo cero y él cantando "recuerda que un guerrero no detiene jamás su marcha". Y seguía la dictadura.
Ayer hablaba con un amigo sobre esta distancia que siempre elegí mantener con Luis. Mi amigo es otro argentino de mi generación, con los mismos mojones de existencia en torno a Luis, su palabra, su timbre y su obra. Y sin embargo, él sí colaboró en algún tiempo con L.A.Spinetta: pasó días en La Diosa Salvaje, su estudio, lo vio hombre entre los hombres. Yo le confesé que, ya periodista, podría haber procurado algún acercamiento, pero jamás lo hice. No lo propuse y si me lo hubieran propuesto, hubiera dicho que "no". No me siento profesional frente a Luis. Supongo que siempre preferí mantener a L.A.S. en ese lugar en el que está desde mi infancia. Me río cuando me acuerdo que, una sola vez, de adulta, y sin querer, crucé dos palabras mundanas con él, quedé perpleja, tartamudeé, y procuré huir rápidamente de la situación.
Y todo esto para llegar a que estoy escuchando "No quiere decir" y que L.A.S. sigue estando en mí, en el mismo sitio. Que me expresa, casi siempre. Aquí la letra:
"Aunque el sol te abrigue
no quiere decir que no tengas más frío
y si la luna se cubre
no quiere decir que no tengas su luz
cada día es la mañana desnuda
y tu corazón tiene prisa
y si el mundo se oculta
no quiere decir que no puedas volar...
mientras el cielo brille amor
por ti yo esperaré...
Oye sólo la distancia amor
y por ti yo esperaré...
Una vida lejana
se escucha pedir por su amor sin destino
y si la noche la calla
no quiere decir que se apague su sed
si en un sueño la buscas
no quiere decir que ella no esté a tu lado
y si sus manos se escapan
no quiere decir que no tengas tu piel...
va en mis alas el reclamo, amor,
va desde mi corazón (...) "
Grazie.
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