jueves, junio 14, 2007

no hay cartas, la tortuga


Una tarde casi de verano, y un deseo por cumplir hoy, ya, de camino a casa. Busco dos libros en una librería de segunda mano: la Música para camaleones de Capote y Fragmentos de un discurso amoroso, una joyita de Roland Barthes, de los ’70. Ninguna novedad, por cierto, pero estoy pobre para últimos gritos de cualquier moda, así que husmeo entre estanterías polvorientas, estornudo, todo está muy apretado. Estoy exactamente en una caverna entre dos himalayas inestables de libros, mirando las pilas de autores franceses, cuando ¡trac!, bruscamente asoma un libro, metro - metro y medio por encima de mi cabeza, me asusto, pero recuerdo que del otro lado hay un chaval zarandeando cordilleras sobre una escalera; me encomiendo a San Roland (inhallable Barthes) o a la pilla Anais (subidita Nin) que sí se me aparece de a varios títulos por estante, pretende tentarme, pero no me dejo, y continúo. Continúo un ratito, pronto me rindo, y sigo cabizbaja a casa. Llego al portal, abro, no hay cartas, entro, de pie frente a mi escueta biblioteca de emigrante, saco un libro de poemas de D.H. Lawrence que hace un par de años compré usado en la Cuesta de Moyano de Madrid. Con entrenamiento de I Ching, abro el Lawrence bilingüe en “Reptiles – Grito de tortuga”. Leo al azar:

¿Por qué fuimos crucificados en el sexo?
¿Por qué no se nos dejó acabados, terminados en nosotros mismos
tal como empezamos,
como ella seguramente empezó, tan perfectamente sola?

Hacia la izquierda, busco el original, en inglés:

Why were we crucified into sex?
Why were we not left rounded off, and finished in our-selves,
As we began,
As he certainly began, so perfectly alone?

En inglés, pura música. Ahora, ¿por qué el “he” se transforma en “ella” traducido?, me pregunto. Claro, cómo es que no lo advertí... el poeta habla de la tortuga: he and she. He or she. El poema termina en algo que también es música cuando lo imagino pronunciado, vibrando al aire.
En castellano:
Aquello que es uno y que está desgarrado en pedazos, dividido, y encuentra su totalidad por todo el universo nuevamente.
Y en la versión original:
That which is whole, torn asunder,
That which is in part, finding its whole again throughout the universe.

5 comentarios:

Rossana Vanadía dijo...

Realmente o en la naturaleza, sabés cuál es el momento en que ese animal silencioso, saurio, tosco, grita y con pasión? Venite una siesta de verano a casa y oiremos los suspiros jadeos de mis tortus en el vapor.

Lori dijo...

jajaja, pero en el vapor de una siesta cordobesa al lado de la pelopincho? o en el vapor de la lujuria (also cordobesa)?

Rossana Vanadía dijo...

Paran nosotros el vapor propiamente dicho, para ellos (son machos) la lujuria y el choque de caparazones. Vapor, steam diría Peter Gabriel, al fin!

Lori dijo...

pero tenés una pareja gay de tortugos cordobeses?

Rossana Vanadía dijo...

Así es. Y los rescaté de la calle, eh?