escribí: "la derrota, amiga, huele a papel de armenia hecho acordeón humeante (y sabe a semillas de calabaza con soda)" y mis amigos me hablaron de mao, el melancólico, y de la tristeza que da imaginar una tarde en que se hace de noche demasiado pronto mientras uno está ahí, viendo nubes sobre el cielo gris oscuro que se te viene encima, comiendo pipas de calabaza y tomando agua con gas. me hablaron de los días "de chanfle", los días torcidos, los días chingueados, hijos de su chingada madre...
extraño a mis amigos en el df mejica, y a los de la sequía argentina, pero tomo un orujo con paul y juntos toqueteamos todas las telas de la calle almirante, todas, y sublimamos todas las imposibilidades, todas, con las yemas de nuestros dedos limpitos sobre géneros tan nuevos, y tan suaves, y tan acariciantes... y pongo la suite número 1 (for solo cello) en sol mayor de bach y escucho cómo mischa maisky frotaba su arco para tocarla: suena a aliento difícil, a respiración asmática contra las cuerdas. respiro el papel de armenia, huelo el benjuí, siento el arco que ahora me raspa la faringe. el desequilibrio, el más leve, de magnesio y potasio me hace vibrar, a veces, como un violoncello siguiendo a bach. banana y espinaca tocan. y también toca comprar otro rosal.
1 comentario:
Entre la música que proponen tus palabras y éstas mismas...
Una delicia, como siempre! :)
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