domingo, agosto 19, 2007

el estornudo


No tengo que olvidar la brisa de Madrid en una madrugada de verano. La calma. Recordar el placer de una de esas noches en que camino sola y estiro mi brazo para ir rozando con los dedos las hojas de las acacias escuálidas de las veredas. Volver a casa. Es lo que hago esta noche en este tren de ansiedades y música para camaleones. La inquietud durará hasta mañana. Mi imagen en el cristal de la ventanilla me serena. Soy yo. A pesar de ti. Soy yo. Un estornudo me devuelve a este mundo. Otro. Y ya estoy acá, en la estación donde los vagones cambian de soledades.

3 comentarios:

Joan Torres dijo...

Algunos vagones no sólo cambian de soledad. También las contienen.

Eugenia dijo...

che, todavía estás con sinusitis? o es alergia? resfrío? Cuidate

Anónimo dijo...

vagones que contienen soledades, sí, eso es acertado,
grazie

Lori