Sólo pensaba en lamerme las heridas cuando sentí ese rayo de sol amarillento, entre la humedad de este invierno. Entró de lleno por la ventana: se colaba por el tajo que dejan los edificios en la esquina y por unos instantes dibujó el contorno de todas las hojas nuevas contra la pared donde tengo la abstracción de Chillida*.
Días y días de sólo lamerme las heridas y este cielo amarilloso en zig zag me devuelve el aliento, pensé.
Había deamulado por diálogos de este amor y del otro, le daba vueltas a la salvación o el deber, dudé de las buenas artes, las mejores intenciones y de mi tosudez. Pero todo esto es Chillida, pura abstracción.
Después del sol, escuché apenas dos versos de La noche murmura de Juanele*: 'tiembla toda de grillos y de ranas... a la orilla del río de palidez celeste' y allí te apareciste para que yo te preguntara: ¿podríamos haber vivido sólo de poesía?
Creí entenderte que 'sí'.
Y entonces, ¿por qué claudicamos?
Una ausencia ha desatado todas las ausencias hasta que ese único rayo de sol ha podido colarse sin respetar los ángulos rectos de la esquina, hasta que Juanele ha podido preguntarme '¿por qué me quedo tanto tiempo mirando el río?'.
Porque es 'profundo como el cielo', le contesto, citándolo.
Y las nubes amarillosas se tiñen de nuevo de gris, el gris de todo el invierno.
Y el tajo se sutura con el verso.
* Eduardo Chillida, pintor y escultor español (Gipuzkoa, Euskadi, 1924-2002).
* Juan L. Ortiz, poeta argentino (Entre Ríos, 1896-1978).