martes, diciembre 16, 2008

si rainer werner hubiera nacido en Madrid

Imagina a Rainer Werner Fassbinder anclado en la Gran Vía madrileña, apenas cuatro años después de la muerte del generalísimo. No tiene un duro, está muriendo de cine y heroína frente a una moviola, en un edificio gris setentoso… Eso es “Arrebato” de Iván Zulueta, un cineasta maldito español que rodó un solo largo: éste, en 1979, y se retiró, porque la movida madrileña no tenía más cupo para aspirantes a trascender.
Amigo de Almodóvar y de los desmesurados de entonces, Zulueta quedó fuera de juego muy pronto, mucho antes de que su peli se convirtiera en objeto de culto. Unos días en cartel, recaudación cero y un rumor que ha ido creciendo, hasta que hoy, 30 años después, los chicos que nacieron cuando Franco partía te dicen que “Arrebato” es la única película española que no hay que perderse.
Mientras Rainer Werner filmaba en su particular Múnich de geranios fucsias y macetas inmaculadas, a Zulueta le iba la vida en preparar el guión de algo que ni sabía adónde iría a parar. “Arrebato” es la vida como si fuera cine, de éste que se hace hasta perder la razón.
Eusebio Poncela y Cecilia Roth se enganchan en la patética aventura de un joven realizador que pone en escena su propia decadencia, en el tempo que le marcan los rollos de película, con las pausas de la espera del revelado, con la métrica de los fotogramas que van quedando libres y con resignada desesperación ante el inevitable The end.
También es el fotograma de una época tóxica y repre reciente… De una sociedad tan extravagante como la española de la transición. Y de unos chicos que eran contemporáneos de Rainer Werner y que corrían por la calle Princesa por la pura ansiedad del revelado. Porque sus vidas ya estaban veladas.
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Reseña publicada en el número 11 de www.ruletachina.com, la e-revista de otras artes que ya cumple un año de otra vida, la nuestra. ¡Salud!

sábado, diciembre 06, 2008

la maladie

Como en la ciudad de la "Comedia de la vanidad" de Elias Canetti, privada de mi propia imagen, desfigurada, estuve un par de días cayendo, precipitándome hacia ese lugar-no-lugar pastoso de la maladie. Enfermedad, en castellano. Suciedad, mácula, culpa, pozo.
No faltaban los espejos a mi alrededor, pero no me reflejaba en ellos, ni siquiera lo intentaba. Hubo un paréntesis de vida fuera de foco, hasta que volví a verme en el cristal de una ventana, durante un día ventoso y frío, casi invierno. Volví a sentir el aire helado recorriendo la nariz, y era mía la cara, y míos los pensamientos que continuaban a los de antes de abrir el paréntesis, el sobre. "Soy yo", me dije y supe que me gustaba el calor de la bufanda y la sensación de frío seco incrustándose en el centro de la frente, del lado de adentro de la frente.
Soy yo. Ca va?
Ca va bien.